En la política española, pocas veces un partido de nuevo cuño consigue captar la atención mediática como lo ha hecho Se Acabó la Fiesta (SALF) en los últimos meses.
Pero si algo caracteriza a su líder, Luis Alvise Pérez, es su capacidad para convertir cualquier revés en un espectáculo público.
Este 21 de abril de 2025, el epicentro del último seísmo mediático ha sido una denuncia explosiva: Alvise acusa a sus dos eurodiputados, Diego Soler y Nora Junco, de haber sido “comprados” por un lobby armamentístico tras cambiar el sentido de su voto en el Parlamento Europeo.
La historia tiene todos los ingredientes para una serie de Netflix: traiciones internas, acusaciones sin pruebas fehacientes y, por supuesto, el trasfondo siempre opaco de los grupos de presión internacionales.
Según Alvise, Soler y Junco han votado a favor del rearme europeo en las últimas sesiones parlamentarias, rompiendo la disciplina interna y el discurso original contra la “partitocracia” y la corrupción que les valió unos nada despreciables 800.000 votos en las pasadas elecciones europeas.
De aliados a sospechosos: el cisma en SALF
La ruptura no se gestó de un día para otro. Desde diciembre de 2024, ambos eurodiputados optaron por integrarse en el grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), alineándose con figuras como Giorgia Meloni, mientras que Alvise quedó relegado al limbo de los no adscritos. El giro estratégico no sentó nada bien al líder del partido, quien empezó a sospechar cuando detectó que sus compañeros apoyaban propuestas favorables al rearme continental.
Durante una intervención en el podcast Eclécticos Worldwide, Alvise disparó sin ambages: “No sé si ha venido lobbies por detrás y me han comprado un eurodiputado mío”. La falta de explicaciones convincentes por parte de Soler y Junco ha avivado aún más la hoguera interna. El propio Alvise ha reconocido públicamente que “no puede controlar” lo que hacen sus representantes en Bruselas, lo que deja entrever cierta impotencia política ante las dinámicas propias del Europarlamento.
Escenario europeo: ¿traición o realpolitik?
Las acusaciones han provocado una reacción inmediata. Los eurodiputados señalados barajan llevar a los tribunales a su antiguo líder por unas insinuaciones que consideran infundadas y dañinas para su reputación política. Mientras tanto, en los mentideros políticos se especula sobre si estamos ante una verdadera conspiración o simplemente ante la tradicional volatilidad y falta de cohesión ideológica tan típica en las formaciones surgidas al calor del descontento social.
En cualquier caso, este episodio pone sobre la mesa el eterno dilema sobre la influencia real de los lobbies armamentísticos en las decisiones comunitarias. En Bruselas, el trasiego de intereses económicos es tan denso como el tráfico matinal en Gran Vía. Pero ¿puede hablarse realmente de compra o estamos ante una sobreactuación mediática? El tiempo —y quizá algún juez— lo dirá.
Consecuencias inmediatas y posibles ramificaciones
La crisis abierta en SALF podría tener varias consecuencias:
- Desgaste acelerado del liderazgo carismático pero personalista de Alvise.
- Pérdida de confianza entre los votantes que apostaron por una alternativa “incorruptible”.
- Mayor vigilancia sobre los movimientos parlamentarios y alianzas internacionales tejidas por partidos emergentes.
- Riesgo real de demandas judiciales cruzadas entre antiguos aliados.
- Oportunidad para otros partidos minoritarios o antisistema de capitalizar el descontento generado.
Mientras tanto, el resto del arco parlamentario observa entre divertido y expectante cómo se desarrolla este culebrón político. No faltan quienes ironizan sobre la capacidad autodestructiva de las nuevas formaciones ni quienes ven una peligrosa banalización del papel institucional español en Europa.
Un cierre con chispa: 10 curiosidades sobre Luis Alvise Pérez
Para quienes aún se pregunten quién es este personaje capaz de incendiar titulares con cada declaración, aquí van diez pinceladas sobre su biografía política y mediática:
- Nació en Sevilla y saltó a la fama como agitador digital antes que como político convencional.
- Se define abiertamente como “enemigo declarado” del bipartidismo clásico.
- Fue uno de los promotores más activos durante las protestas contra la ley del “sí es sí”.
- Sus campañas suelen apoyarse más en Telegram y redes sociales que en mítines tradicionales.
- Mantiene una relación complicada con casi todos los medios generalistas; prefiere canales alternativos y podcasts.
- Ha protagonizado varios enfrentamientos virales con periodistas consagrados.
- Su lema favorito es “España no se vende”, aunque ahora tenga dudas sobre algunos compañeros.
- Presume habitualmente de “vivir con muy poco”, pese a los ingresos generados por crowdfunding.
- Suele recurrir al humor negro para defenderse de sus críticos.
- No oculta sus simpatías por ciertos líderes internacionales —de Italia a Argentina— pero rechaza cualquier etiqueta ideológica cerrada.
Y así transcurre otra jornada intensa en el circo político nacional, donde hasta los recién llegados pueden acabar devorados por sus propias criaturas mediáticas… o por algún lobby con mejor agenda.