La política española ha amanecido este martes con un nuevo frente de batalla: el monumental apagón eléctrico que dejó sin suministro a millones de ciudadanos en toda la península ibérica y el sur de Francia.
En el epicentro de la polémica, Santiago Abascal, líder de Vox, ha disparado con munición gruesa contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al que acusa no solo de incompetente, sino directamente de provocar y sacar partido del caos eléctrico.
En plena confusión, Santiago Abascal aprovechó para cargar duramente contra el Ejecutivo. “Sánchez provoca el apagón y saca provecho del caos, como los saqueadores”, sentenció en redes sociales. La comparación no es casual ni inocente; busca equiparar la gestión gubernamental con la rapiña oportunista, elevando así la gravedad del ataque político.
No contento con eso, Abascal rescató una vieja promesa presidencial: durante una comparecencia en septiembre de 2022 en el Senado, Pedro Sánchez aseguró solemnemente que en España “no habría apagones de electricidad ni racionamiento de bombonas de butano”. Vox no ha tardado en viralizar este clip para demostrar lo que consideran otra evidencia más del “desgobierno” socialista.
Como remate, Abascal advirtió con sorna: “Lo peor de Sánchez está por llegar”. Es decir, si alguien pensaba que el gran apagón era lo máximo que podía ocurrir bajo este mandato, que se prepare para futuras sorpresas.
El tono incendiario del dirigente de VOX ha convertido la crisis energética en el campo de pruebas perfecto para la crispación política que reina en España.
No ha sido el único.
Isabel Díaz Ayuso, líder popular siempre al quite, ha estado igual de dura:
«Es increíble que un país como el nuestro se pueda quedar a oscuras y no se sepa de dónde ha venido, ni las causas, ni cómo ha pasado. Es lamentable y no somos conscientes del daño que esto puede causar a la economía y a nuestra imagen ante el mundo. Les pido al Gobierno que estén a la altura».
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha criticado este lunes la «ausencia de información sin precedentes» por parte del Gobierno respecto al apagón eléctrico y ha exigido «información puntual» sobre lo ocurrido.
El gran apagón: cronología de un desastre nacional
Todo comenzó a las 12:33 horas del lunes, cuando una pérdida súbita de 15 gigavatios —el 60% de la demanda eléctrica nacional— dejó a oscuras buena parte del país y paralizó servicios esenciales como el tráfico ferroviario. El propio Sánchez compareció desde La Moncloa para explicar que los expertos siguen investigando las causas y que “no se descarta ninguna hipótesis”, aunque quiso lanzar un mensaje tranquilizador: no se han registrado incidentes graves de protección civil ni episodios de inseguridad ciudadana.
El apagón, calificado técnicamente como un “cero energético”, supuso el colapso total del sistema eléctrico nacional y obligó a activar protocolos extraordinarios. La recuperación ha sido progresiva pero lenta, con especial impacto en las infraestructuras críticas y el transporte ferroviario. Solo en Madrid, cientos de trenes quedaron bloqueados y miles de pasajeros atrapados hasta bien entrada la madrugada.
Las promesas incumplidas vuelven como boomerang
El recuerdo de aquellas palabras pronunciadas por Sánchez hace dos años ha servido como gasolina para alimentar la indignación opositora. El propio líder socialista había desestimado escenarios apocalípticos y criticado a quienes alertaban sobre la fragilidad del sistema energético nacional. Hoy, las imágenes de ciudades enteras sumidas en la oscuridad ponen difícil sostener aquel discurso optimista.
El secretario general del grupo parlamentario Vox, José María Figaredo, fue un paso más allá al recordar que el Gobierno sigue “empeñado en cerrar las centrales nucleares” justo cuando España necesita diversificar sus fuentes energéticas y reforzar la seguridad del suministro eléctrico. Esta crítica conecta directamente con uno de los debates más calientes sobre el futuro energético español: ¿es realista apostar por renovables sin mantener una base nuclear robusta?
Frente al ruido político, los técnicos mantienen la cautela. Red Eléctrica y el Ministerio para la Transición Ecológica han informado que el colapso se debió a una desconexión súbita entre el sistema español y europeo, agravada por fuertes oscilaciones eléctricas y una pérdida masiva de generación. Las primeras hipótesis apuntan a un posible fenómeno atmosférico inusual o a un fallo técnico sin precedentes recientes.
Eso sí, ni rastro —por ahora— de sabotaje ni ciberataques externos. Las autoridades portuguesas también han descartado cualquier indicio criminal tras sufrir consecuencias similares en su red eléctrica.
Impacto social y económico: luces y sombras
El apagón ha dejado imágenes insólitas: hospitales funcionando con generadores autónomos, estaciones ferroviarias improvisando refugios para viajeros varados, comercios cerrados en pleno horario punta… A pesar del impacto inicial, la Bolsa española apenas se resintió y los mercados internacionales mantuvieron su confianza en la economía nacional según destacó Sánchez para frenar cualquier tentación catastrofista.
No obstante, los daños colaterales aún están por cuantificar: desde pérdidas económicas por parálisis productiva hasta cientos de miles de estudiantes afectados por la suspensión repentina de clases presenciales.