«Ser profesional no es tener un título, es saber lo que haces» Universidad Jesús de Nazaret.
La Mediación vista desde la Comisión Legal Forense y de Mediación en ANTAP
Para dar inicio a esta exposición, es importante subrayar que la mediación es una de las profesiones con mayor reputación a nivel mundial. El mediador debe ser entendido como un profesional independiente, más allá de su formación de origen. Hay un principio fundamental que guía nuestra práctica: «El desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento». Este axioma debe impulsarnos hacia uno aún más profundo: todos tenemos la responsabilidad de participar activamente en el sistema legal que estructura nuestra sociedad democrática.
En este contexto, la mediación se convierte en un instrumento esencial de empoderamiento, que invita a las partes a cuidar de sus propios intereses y revisar sus posturas. Como profesional con años de experiencia en este ámbito, José Carlos Piñeiro ha apostado decididamente por introducir la mediación como herramienta transformadora en todos los espacios sociales: salud, educación y justicia. Centro Formación ANTAP
Desde ANTAP – Asociación Nacional de Tramitadores Administrativos y Profesionales TA, se ha impulsado la creación de una Comisión Legal Forense y de Mediación, con el objetivo de reforzar los derechos de los usuarios, fomentar el cambio en los profesionales y consolidar un trabajo científico de excelencia. A través de esta comisión, ANTAP ha establecido convenios y programas de formación que hoy permiten contar con una institución de mediación plenamente habilitada para acreditar y capacitar profesionales mediadores. Antap
Un aspecto fundamental en esta transformación ha sido la aprobación de la Ley 18/2022, de 28 de septiembre, de Eficiencia Digital del Servicio Público de Justicia, que introduce reformas estructurales en el funcionamiento de la administración judicial, haciendo obligatorio en numerosos procedimientos judiciales el sometimiento previo a la mediación como requisito de acceso a los tribunales. Esta innovación ha generado un rechazo frontal por parte de determinados colectivos profesionales como abogados y procuradores, que ven amenazada su tradicional posición de control del proceso judicial. Lejos de asumir la mediación como una oportunidad para mejorar el sistema, persisten en una actitud de bloqueo, olvidando que los ciudadanos reclaman soluciones ágiles, dialogadas y eficaces.
Los juzgados y tribunales en España enfrentan un desprestigio cada vez más alarmante. La ciudadanía percibe un sistema lento, ineficaz y desconectado de sus necesidades reales. La mediación no es una opción futura, sino una realidad presente que, de acuerdo con estudios de derecho comparado y recomendaciones de la Unión Europea, ha venido para quedarse. Pese a las resistencias de ciertos sectores profesionales, la justicia debe ser un espacio compartido, transparente y centrado en las personas.
Durante la pasada legislatura, se impulsaron diversas reformas desde el Ministerio de Justicia, muchas de las cuales pretenden dar un empuje definitivo a un sistema judicial más accesible y participativo. No obstante, aún persisten obstáculos y reticencias por parte de sectores que prefieren mantener estructuras cerradas antes que abrirse a los cambios que la sociedad ya reclama.
Como dice un popular refrán: «Cuando me casé no necesité acompañantes salvo mi amante; cuando me divorcié, a raudales, para vaciarme mis pequeños caudales, tras años de aguantarles y con decisiones alarmantes». En otras palabras, los ciudadanos exigen cada vez más ser protagonistas de sus decisiones legales, sin intermediarios innecesarios que compliquen aún más los procesos.
En este sentido, urge reformar la justicia gratuita, permitiendo que los recursos se dirijan directamente al ciudadano —por ejemplo, a través de un cheque justicia— para que pueda elegir libremente a su profesional de confianza. Así, se logrará una justicia más eficiente, centrada en lo relevante y libre del caos que a día de hoy representa gran parte de los juzgados del país.
Como profesional comprometido, José Carlos Piñeiro defiende una justicia participativa, una mediación efectiva y una transformación profunda de las estructuras actuales. Su prioridad es clara: fomentar la participación ciudadana, garantizar el acceso a la mediación y trabajar por un sistema donde las personas puedan realmente resolver sus conflictos con dignidad y eficacia.
Para terminar Ya, hay que ser rigurosos, eliminar barreras, dar herramientas y evitar que algunos grupos que no aportan mucho o casi nada dejen de marear la perdiz para situar a toda la ciudadanía en la minoría de edad, y ponerse de frente en el siglo de la mente y de la inteligencia artificial. Muchas profesiones y profesionales deben darse cuenta que pueden estar muertas o en fase terminal y que otras sin apoyo de nadie están fortalecidas y sirviendo de verdad a la sociedad no sirviéndose de ella para empobrecerla y arruinarla.