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Podría ser si nadie lo remedia la próxima ministra en caer del nefasto Gobierno de Pedro Sánchez.
Dolores ‘Lola’ Delgado está contra las cuerdas tras haber mentido negando su encuentro con el comisario Villarejo. No sólo se veían sino que hasta eran grandes amigos y bromeaban sobre sexo.–Delgado niega cualquier relación con Villarejo más allá de verle en eventos—
Una insensibilidad moral rayana con la felonía y la indecencia. Así queda demostrado en unas cintas que han salido a la luz en la que la actual ministra bromea abiertamente sobre sexo, comenta asuntos judiciales y policiales de cacater resevado, y tiene conversaciones de índole íntima y familiar con Villarejo, el resto de los comisarios y su compañero de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. —Nervios en el Ministerio de Justicia: Dolores Delgado se carga a su equipo de prensa–.
Las grabaciones no deján a la actual ministra otra puerta que la dimisión. Prueban sin margen de error que la entonces fiscal de la Audiencia Nacional tenía ‘muy buen rollo’ con el comisario, quien desde hace más de 10 meses en prisión acusado de blanqueo, corrupción, prevaricación, chantaje y otros delitos.
El periodista Joaquín Vidal afirma este 24 de septiembre en MONCLOA.COM que la actual ministra de Justicia de Pedro Sánchez formaba parte del círculo de confianza del comisario José Villarejo:
«Como tal, fue una de las comensales del almuerzo que ofreció el policía con motivo de una condecoración, al que acudió un selecto grupo de seis amigos, cuatro policías –parte de la cúpula policial del momento–, el exjuez Baltasar Garzón y Dolores Delgado, a la que el comisario llama Lola».
En el almuerzo, organizado y pagado el 23 de octubre de 2009 por el ahora apestado Villarejo, participaron –además de Delgado– el exmagistrado Baltasar Garzón, el entonces director adjunto operativo (DAO) de la Policía Nacional, Eugenio Pino, y tres mandos policiales adjuntos al DAO de aquella época: Enrique García Castaño, alias ‘El Gordo’; Miguel Ángel Fernández Chico y Gabriel Fuentes.
Salvo a Delgado, al resto de comensales que celebraban aquella medalla no les ha ido bien.
Cuatro de los cinco policías presentes están o han estado imputados en casos relacionados con corrupción (Villarejo está en prisión provisional), el otro ha fallecido (Miguel Ángel Fernández Chico), ‘El Gordo’ está imputado al igual que Fuentes y el juez Garzón ha sido inhabilitado.
La comida se celebró en el restaurante Rianxo, en el número 47 de la calle Raimundo Fernández Villaderde, duró más de tres horas y media desde la llegada de los comensales hasta la sobremesa, y fue especialmente generosa: en ella se sirvieron tortillas de patatas, jamón serrano con tomate, ‘xoubas’ con pimientos, almejas al natural, lubinas y solomillos. Todo ello acompañado con un Ribera del Duero –Pago de Capellanes-.
‘La comilona del Rianxo’
Las conversaciones están recogidas en un dispositivo de grabación que el comisario Villarejo activó minutos antes de llegar al restaurante, siguiendo una costumbre que ha llevado a alguno de sus ‘socios’ de antaño a calificarlo de ‘psicópata‘.
El comisario ahora pudriéndose en la carcel de Estremera, grababa todo y a todos, incluyendo a los ‘amigos‘ que le hacían favores, y después clasificaba cada conversación, apuntando a lapiz el nombre del ‘penitente‘ y la fecha, antes de guardalo en otro soporte electrónico, lo que está facilitando enormemente ahora la investigación en su contra y en la de sus compinches.
La camaradería entre la ministra y la ‘panda‘ de Villarejo llega a tal punto que los mandos policiales se dirigen en varias ocasiones al entonces magistrado de instrucción de la Audiencia Nacional y a la fiscal con los motes cariñosos de ‘Lola’ y ‘Balta’, lo que desmonta la versión de la ministra de Justicia en la que afirma que no tenía relación alguna con el comisario hoy en prisión.
COMPADREO CON LOS POLICÍAS
La hoy ministra bromea abiertamente sobre sexo, comenta asuntos judiciales y policiales y tiene conversaciones sobre asuntos de índole íntima y familiar con los comisarios de policía y su compañero de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón. El ambiente es de absoluta familiaridad y compadreo.
Delgado, quien es identificada por los policías como “pareja” de Garzón en la conversación previa que tienen antes de que lleguen juez y fiscal al restaurante, relata nada más sentarse en la mesa el asunto judicial de aquel momento: la llegada a España de dos piratas somalíes –uno de ellos presuntamente menor- que habían sido detenidos por la Armada en un esquife tras formar parte del secuestro del pesquero ‘Alakrana’ en aguas del Índico.
La entonces fiscal lamenta la “horrible” imagen que está dando España, “de país bananero” y “de coña”, por las peripecias del caso que desencadenó la fragata ‘Canarias’ en aguas somalíes.
Los detenidos fueron trasladados en avión desde las costas africanas a la Audiencia Nacional para que se les tomase declaración bajo la acusación del delito de piratería.
Tanto Delgado como Garzón se muestran muy críticos con estas detenciones, e incluso insinúan que hubiera sido preferible hacer un arreglo bajo cuerda de intercambio con los prisioneros, e incluso frivolizan con si hubieran resultado muertos los somalíes en el asalto.
“Lo que pasa es que no tenían que haber traído a ninguno de los dos, eso lo primero”, subraya Delgado antes de que varios de los presentes despotriquen por el hecho de que uno de ellos haya venido con dermatitis y sífilis.
“Ni menor ni pollas. Tiene dermatitis, tiene sífilis, me cago en Dios, que cuando lo llevaron al hospital –el Gregorio Marañón-, ¿por qué te crees que venía con un mono blanco?”, advierte García Castaño, “el Gordo”.
“¿Tanto le han mirado el rabo?” espeta un policía a la hoy ministra Delgado, que acompaña la broma.
Garzón acapara toda la atención y entra de lleno en el caso Alakrana ya que, de inicio, el caso recayó en él por ser el juez de guardia, aunque el exmagistrado confiesa que estaba en una boda durante su guardia.
Garzón critica “lo torpes” que han sido los mandos de Defensa en este asunto ya que lo más fácil, a su juicio, hubiera sido aprovechar el “limbo jurídico” y utilizar a los piratas detenidos como “moneda de cambio”.
Garzón confiesa que hubiera sido mejor “abordar” el ‘Alakrana’ con todas las consecuencias.
“Que mueren una persona, que mueren dos. ¡Qué le vamos a hacer! En la vida, aquí puede haber un atentado y que mueran cincuenta”.
Además, desvela que en Defensa ha habido “bronca” ya que el entonces JEMAD, el hoy dirigente de Podemos José Julio Rodríguez, se negó a la intervención militar pese a la presión “de los operativos”.
Garzón y su compañera no se evitan ningún tipo de pullas hacia sus compañeros de la Audiencia Nacional.
La primera víctima de sus dardos es el “acojoneras Angelito Juanes”, por salir únicamente en defensa del magistrado Eloy Velasco “cuando ha puesto a la etarra (Maite Aranalde) en polvorosa” -en “libertad máxima” precisa Delgado-, cuando Santiago Pedraz se encuentra ese día con que el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, está sugiriendo una posible “prevaricación” con los piratas somalíes.
“Se ha quedado el chaval con un agobio…”, apostilla Delgado refiriéndose a Pedraz.
La conversación sobre el ‘Alakrana’ concluye de forma lapidaria por parte de uno de los comisarios.
“Si es menor y dice que quiere estar en Somalia”, les dice a Garzón y Delgado, “le coges y le metes en un avión y pum: a tomar por culo y te quitas del medio al negrito”.
PRESIÓN PARA ECHAR A DOS POLICÍAS
“Oye, ahora que estamos solos aquí te lo digo muy muy en serio, sé que me vas a contentar”, espeta Garzón a Eugenio Pino, jefe de la Policía.
“Llévate de allí por favor a Feijóo y al comisario (se refiere al comisario Mata). Feijóo es de extrema derecha, es un facha de la hostia, es un borracho impenitente”.
–Eso no es verdad, Baltasar. Si eso se lo preguntas a Marlaska, te dirá que es el mejor del mundo –responde el comisario Pino.
Garzón desgrana sus quejas contra esos policías a los que quiere echar a toda costa, proclama que respalda Dolores Delgado con comentarios como “es un cero a la izquierda”, y apostilla el magistrado:
“Y no me pongas delante de Marlaska, que entonces la hemos cagado”.
La conversación sigue en estos términos:
- –Garzón: Tenéis que quitar de allí a esas dos personas, pronto. Que el comisario me mande a alguien nuevo.
- –Delgado: No es normal esto.
- –Garzón: Que dinamite a todo el que esté allí. Si es que es una pena. Tienen 12 o 13… Es que no hacen nada. Mira, o quitas la puta unidad (de Policía) de la Audiencia Nacional.
- –Delgado: También es eso.
- –Villarejo: Mándame dentro de unos meses allí (dirigiéndose a Chico).
- –Fernández Chico: Está Medina.
- –Delgado: La Audiencia tiene que hacer cosas.
- –Garzón: No puede haber gente de Policía en la Audiencia Nacional que está en su coche con el Cara al Sol fuerte en la puerta de la Audiencia.
- –Villarejo: Eso no es serio.
- –Garzón: Yo creo que eso no es de recibo.
- –Fernández-Chico: No es recibo eso, ni que haya uno que lleva la Internacional.
- –Delgado: Tampoco.
- –Garzón: No, pero lo de la Internacional a mí no me consta. Cuando me lo demuestres y me digas qué es… este oído, que se lo van a comer los gusanos, lo han oído. Y este Feijóo, es un tipo que es un cero a la izquierda. No hace nada.
- –Castaño: Escucha, da seguridad
- –Garzón: Qué seguridad ni qué pollas.
- –Castaño: Da seguridad en sede judicial.
- –Garzón: Lo único a lo que se dedica es a perder tiempo.
- –Castaño: Ah, ¿sí? No me digas esto, porque entonces vamos a joderle todos.
- –Garzón: El puesto que tiene Feijóo se lo tienes que dar a (ininteligible)
- –Delgado: Pero Enrique, si no hace nada, es un cero a la izquierda, pasa de todo.
- –Garzón: Además, ni uno ni otro te han dado la enhorabuena por la medalla (la medalla a Villarejo).
- –Delgado: Es un gilipollas integral.
En la conversación no faltan comentarios sexistas, homófobos contra compañeros de la carrera judicial y chanzas sobre personalidades del entorno.
En un momento dado Garzón advierte a los policías de que “aquí hay una fiscal que solo está bebiendo cerveza, aunque luego bebe el vino de mi copa”, comentario que los comisarios acompañan con sonoras risotadas.
Poco antes de las tres horas Dolores Delgado dice a sus compañeros de mesa, “bueno, yo me voy a por mi niña”.
El almuerzo dura casi cuatro horas, si bien Garzón y Dolores Delgado se van a las tres horas de comida.
La hoy ministra y Baltasar Garzón se van juntos, igual que habían llegado.
Cuando se alejan de la mesa Villarejo hace un comentario para sí mismo:
“Ayyy, qué malandrín”.
El PP está ya preparando para octubre la reprobación en el Pleno del Congreso de la ministra de Sánchez, a la que achaca «ineptitud» para continuar en el cargo (La Audiencia Nacional investiga si el exjuez Garzón también cobró del excomisario Villarejo).
A tal fin ha registrado una interpelación para la sesión de control del próximo miércoles «con el objeto de conocer cuándo va a dimitir la ministra de Justicia y, en caso de no hacerlo, que se acuerde su cese».
En dicho escrito, el PP relata:
«Tres meses después de acceder al cargo, el Ministerio no registra actividad administrativa, es decir, no aprueba reglamentos, ni tiene iniciativas legislativas, ni órdenes ministeriales».
Los ‘populares’ reprochan a la ministra Delgado su actuación ante la denuncia que Carles Puigdemont y otros encausados por el referéndum independentista del 1 de octubre interpusieron en Bélgica contra el juez Pablo Llarena, instructor del sumario.
«Ante estos hechos graves, ante esta demanda que de forma clara e instrumental lo único que pretende es someter las decisiones soberanas del Estado español a la jurisdicción extranjera, la ministra de Justicia, con una dejación de funciones intolerable, dejó solo al magistrado y no defendió la soberanía jurisdiccional española», denuncian.
Pablo Casado ha asegurado este 24 de septiembre de 2018 que el PP tiene intención de impulsar la reprobación de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, así como su dimisión, después de trascender las grabaciones del almuerzo entre Villarejo, Garzón y la dirigente, que demostrarían que la ministra sí conocía y tuvo trato con el excomisario.
«Las grabaciones demuestran una mentira y la ministra de Justicia va a ser reprobada y pediremos su dimisión”.
En declaraciones a Onda Cero, Casado ha puesto en evidencia la versión de la titular de Justicia, quien hace un par de semanas negó haber tenido “ningún tipo de relación personal, profesional, oficial o no oficial” con el policía José Villarejo “más allá de haber coincidido con él en compañía de otras personas en algún evento”.
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