El tradicional discurso de los ‘progres’ contra la sanidad privada se desintegra durante la crisis sanitaria del coronavirus. No solo porque han demostrado ser el mejor complemento a la sanidad pública, sino porque los propios socialistas han encomendado su salud a los centros privados. Así lo demostró la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, ingresara en la prestigiosa clínica Ruber de Madrid por una infección respiratoria.
A pesar de que aún no se ha confirmado, Carmen Calvo podría ser una de las españolas que padece el COVID-19, debido a que la infección respiratoria es uno de los síntomas asociados al coronavirus. A la hora de cerrar esta información aún se desconoce el resultado. Sin embargo, e irónicamente, la representante del Partido Popular, Esperanza Aguirre, actúo muy diferente a la ‘progre’ socialista bajo circunstancias similares.
La expresidenta de la Comunidad de Madrid acudió, junto con su esposo, a la Fundación Jiménez Díaz para combatir y vencer al COVID-19. En otras palabras, confío ciegamente en la sanidad pública, pese a que se le criticó por estar detrás de los recortes sanitarios que ella ha desmentido en distintas oportunidades.
Al margen de los discursos políticos embotellados, las representantes del PSOE y del PP mostraron su verdadera confianza en el Sistema Nacional de Salud al momento de poner su vida en los profesionales de la privada o de lo público. El resultado ya se conoce. La expresidenta y exministra, convertida por la izquierda en el ángel exterminador de los servicios públicos, se quedó en la sanidad que tienen acceso todos los españoles; mientras que la socialista optó por unos servicios más al alcance de las élites sociales.
La decisión de Esperanza Aguirre no fue casual, ya que no es la primera vez que la ‘popular’ ingresa en un centro público por motivos de salud. En 2011 fue operada de un cáncer de mama en el Hospital Clínico de Madrid y meses después la entonces presidenta regional superó definitivamente la enfermedad. En septiembre de 2012 abandonó la presidencia de la Comunidad de Madrid habiendo inaugurado ocho nuevos hospitales de titularidad pública en toda la región.
El encubrimiento del PSOE
Conscientes de que quedaron desenmascarados públicamente, desde Moncloa se envío un comunicado oficial donde buscaba argumentar la decisión de Carmen Calvo. El documento recordaba que la vicepresidenta es funcionaria de carrera y, por ende, “se encuentra en la clínica Ruber de acuerdo con los convenios de Muface, la mutualidad pública a la que pertenece».
No obstante, el comunicado obviaba un detalle fundamental. A pesar de que Carmen Calvo es funcionaria de carrera, como ciudadana española está en su derecho de optar por la salud pública como cualquier otro compatriota.
No en vano, desde Muface se deja bien claro que “a través del convenio vigente con el INSS, los mutualistas que eligen la asistencia sanitaria prestada por los 17 servicios autonómicos de salud y el Instituto de Gestión Sanitaria para Ceuta y Melilla, reciben una asistencia de calidad y son beneficiarios de las actuaciones y programas institucionales para la promoción y protección de la salud, prevención de la enfermedad y rehabilitación».
Otros comunistas fans de la privada
En mitad de la crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus, Juan Carlos Monedero ha sacado su artillería contra la sanidad privada. Sin embargo, como es común con el ‘comunismo de caviar’ no se predica con el ejemplo. De ahí, que se le ha recordado al fundador de Podemos su pasión secreta por la sanidad privada.
En las redes sociales se ha recuperado una noticia de marzo de 2016 (de OkDiario) donde justamente se había pillado a un ‘comunista’ Juan Carlos Monedero dentro de la sanidad privada.
En concreto se encontraba dentro del hospital Universitario de Madrid, gestionado por la red de hospitales privados HM, para ser tratado en las consultas de dermatología.
Situado en la plaza Conde del Valle de Suchil, el Hospital Universitario fue inaugurado en 1989.
Actualmente cuenta con más de un centenar de camas distribuidas entre los servicios de Urgencias, la UCI, el Hospital de Día y las habitaciones individuales para pacientes, un lujo que pocos hospitales públicos pueden ofrecer.
La cadena privada HM Hospitales, a la que acude el podemita Juan Carlos Monedero, gestiona también el Hospital Universitario Montepríncipe, el Hospital Universitario Torrelodones y el Hospital Universitario Sanchinarro, además de tres policlínicos, tres centros integrales (oncológico, de neurociencias y de enfermedades cardiovasculares) y cuatro clínicas en La Coruña.
Pillados ‘in fraganti’
Willy Toledo también es fan de los hospitales privados.
El polémico actor, que se ha tenido que ir a juicio por sus ataques a las creencias religiosas católicas, fue visto y fotografiado en el interior del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo, que pertenece al Grupo Quirón Salud. Una situación que resulta moralmente cuestionable, ya que su pasión socialista debería ser suficiente para que acudiese como la mayoría de la población española a la sanidad pública.
La imagen ha avivado las críticas contra el actor comunistas: “Este es Willy Toledo, el actor cuyo mérito más destacado es su me cago en Dios. Dice con orgullo ser comunista, apoya al chavismo, la dictadura cubana y defiende todo lo público. Pero ahí le tenéis en la Ruber, es tan hipócrita como todos los de izquierdas”, afirmaban en las redes sociales.