El refranero popular lo clava: «poner la zorra a cuidar el gallinero”.
En proverbio agropecuario se usa en España desde tiempos muy remotos para describir situaciones en las que se encarga una tarea o responsabilidad a alguien que no es confiable o que tiene intereses opuestos a los que se pretenden proteger.
Pues no viene al pelo a propósito de María Jesús Montero, actual vicepresidenta primera del Gobierno Sánchez y ministra de Hacienda.
‘Chiqui’ Montero, como se la conoce en los ambientes, se perfila como la candidata favorita para liderar el PSOE andaluz.
Su nominación, además de rechifla, ha desatado una tormenta de críticas y cuestionamientos sobre su idoneidad para el cargo, dada su implicación en diversos casos de corrupción que han salpicado al partido socialista en los últimos años.
Un historial controvertido
Montero, conocida coloquialmente como «Chiqui«, arrastra un historial político marcado por la polémica.
Su trayectoria en el gobierno andaluz la vincula directamente con algunos de los escándalos más sonados de la región, como el caso de los ERE, donde se defraudaron 680 millones de euros de fondos públicos.
Como consejera de Hacienda, Montero se negó a reclamar la devolución de este dinero, una decisión que ha sido duramente criticada por la oposición y la opinión pública.
Pero los ERE son solo la punta del iceberg.
La lista de casos polémicos en los que se ha visto envuelta Montero es extensa y variada:
- Caso David Sánchez: La Agencia Tributaria, bajo su dirección, emitió un informe exculpatorio sin firma para el hermano del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en relación con una investigación fiscal.
- Caso Koldo: Se ha cuestionado el papel de su jefe de Gabinete en la trama de corrupción liderada por Koldo García y Víctor de Aldama, relacionada con la compra de mascarillas durante la pandemia.
- Rescate de Air Europa: Su implicación en esta operación ha sido objeto de escrutinio por posibles irregularidades.
- Filtración contra Ayuso: Montero adelantó información sobre una investigación fiscal a la pareja de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, horas antes de que se hiciera pública, lo que podría constituir una violación de la Ley General Tributaria.
A pesar de este historial turbulento, Sánchez ha decidido apostar por Montero para liderar la ‘resurreción‘ del partido en Andalucía.
Esta decisión ha sido interpretada por muchos como una muestra de que el partido prioriza la lealtad y la cercanía al poder sobre la integridad ética.
Pilar Alegría, portavoz del Gobierno, ha defendido la candidatura de Montero alabando su «enorme capacidad política» y su «inmensa capacidad de trabajo».
Sin embargo, estas declaraciones contrastan con la percepción de una parte significativa de la opinión pública y de la oposición.
El Partido Popular no ha tardado en reaccionar, calificando la nominación de Montero como una «apología de la corrupción».
Según fuentes del PP, «en el PSOE de Sánchez, la corrupción tiene premio«.
Un futuro incierto para el PSOE andaluz
La elección de Montero como candidata a liderar el PSOE andaluz plantea serias dudas sobre la verdadera intención del partido de regenerarse.
¿Cómo puede una figura tan estrechamente vinculada a los escándalos del pasado ser la abanderada de un nuevo comienzo?
La respuesta a esta pregunta podría encontrarse en la estrecha relación de Montero con Sánchez.
Su lealtad al marido de Begoña y su habilidad para sortear escándalos parecen ser sus principales activos políticos en este momento.
- Montero es conocida por su habilidad para esquivar preguntas incómodas en el Congreso, lo que le ha valido el apodo de «la escapista» entre algunos periodistas parlamentarios.
- A pesar de las acusaciones, Montero mantiene un alto perfil mediático y es una de las ministras más activas en redes sociales.
- El caso de la filtración contra Ayuso podría tener consecuencias legales para Montero, ya que la Ley General Tributaria califica este tipo de conductas como «muy graves».
- La candidatura de Montero ha generado divisiones internas en el PSOE andaluz, con algunos miembros expresando en privado su preocupación por la elección.
- Curiosamente, Montero comenzó su carrera política en el ámbito de la sanidad, antes de convertirse en la «guardiana» de las cuentas públicas.