El apagón del 28 de abril de 2025 es un aviso a navegantes de lo que le espera a España sin centrales nucleares.
Hace sólo 7 días, el Ejecutivo de Pedro Sánchez aprobaba una partida de 23 millones de euros para comenzar con el cierre para 2027 de los dos reactores de la central nuclear de Almaraz, en Cáceres. Además, ha ordenado a Enresa -la sociedad pública que gestiona los residuos nucleares y el cierre de centrales- que contrate el servicio de ingeniería necesario para ese desmantelamiento. Para valorar la gravedad de esta decisión, baste decir que Almaraz genera el 20% de la electricidad que necesita la Comunidad de Madrid. Y a fecha de hoy, no hay placas solares ni molinillos suficientes para sustituir a esta central.
Y aunque estas fuentes renovables estuvieran ya instaladas, su producción de luz siempre va a depender de factores climáticos que no controlamos. Si no sopla viento suficiente o si las placas solares no reciben la cantidad de luz mínima para funcionar, estas tecnologías no pueden generar energía eléctrica. No en vano, en el sector eléctrico tienen perfectamente medido que los paneles solares son capaces de generar electricidad sólo el 20% de las horas del año. La noche, la niebla, la lluvia y los cielos nublados les impiden producir.
En cuanto a los molinos de viento, su productividad medida en horas efectivas de generación de luz alcanza el 30% de las horas del año. Es lo que en el sector eólico denominan “curva de potencia”. Y es que los aerogeneradores no sólo necesitan que sople viento, sino que lo haga dentro de unos rangos mínimos y máximos conocidos como “velocidad de inicio de generación” y “velocidad de fin de generación”.
El primer término alude a la cantidad mínima de viento que es necesario que sople para que el molino genere electricidad. La segunda es el viento máximo que el molino puede soportar. Superada esa cantidad, entran en funcionamiento los frenos de las palas para evitar daños a los mecanismos internos y a la estructura sobre la que se asientan y el molino deja de generar electricidad.
Los 7 reactores operativos en España no tienen estas limitaciones. En 2024, estuvieron operativos el 90% de las horas del año, según datos del Foro Nuclear. Además, siendolas nucleares sólo el 6% de la potencia eléctrica instalada, produjeron el 20% de la electricidad que consumimos.
Los reactores nucleares, además, son modulables en cuanto a la cantidad de luz que pueden proporcionar en función de la demanda. A diferencia de las renovables, los reactores pueden incrementar su producción ante, por ejemplo, olas de frío o calor que disparen el consumo. Las placas solares y los molinos de viento sólo pueden producir la cantidad de electricidad que permita el viento que reciban los aerogeneradores o la luz solar que impacte en los paneles fotovoltaicos.
Ante estas evidentes limitaciones de las renovables, desde el Foro Nuclear han recordado en reiteradas ocasiones que los reactores nucleares son más que necesarios como fuente de respaldo. Sobre todo, para satisfacer la demanda de electricidad de la industria o del sector de las telecomunicaciones e internet, que son intensivos en consumo eléctrico. Y, también, para mantener estable el suministro eléctrico cuando en España no haya la luz solar y el viento necesarios para que las renovables puedan generar electricidad.