No son más tontos porque no entrenan.
Entre el mes pasado y lo que va del actual resulta que han sido asaltados los hogares de dos abogados que se ocupan del caso del novio de Ayuso y también el despacho del arquitecto que llevó a cabo la reforma de su piso (el famoso inmueble que es objeto de denuncias de la izquierda).
Además, el propio coche de Alberto González Amador fue forzado y registrado por desconocidos.
Pero, como escribe sarcástico este 24 de enero de 2025 el periodista Luis Ventoso en ‘El Debate’, que nadie se inquiete, por favor: «No intentemos ver cosas raras. Es una mera casualidad».
El caso del robo del ordenador de Guadalupe Sánchez, abogada de la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso, ha dado un giro rocambolesco en las últimas horas.
La Guardia Civil ha detenido a tres personas en el puerto de Algeciras cuando intentaban cruzar a Marruecos con el dispositivo sustraído.
Y resulta que los tres detenidos no fueron los asaltantes del domicilio, lo que genera más preguntas que respuestas.
Los hechos se remontan al pasado 10 de enero, cuando Guadalupe denunció la sustracción de su ordenador portátil y otros dispositivos electrónicos de su domicilio en Guardamar del Segura, Alicante.
Lo que inicialmente parecía un robo común ha desatado una investigación que mezcla delitos informáticos, filtraciones y sospechas políticas.
Los tres detenidos en el puerto de Algeciras son de nacionalidad marroquí.
Se trata de dos mujeres de 20 y 66 años y un hombre de 42, todos residentes en Alicante.
Los arrestados intentaban embarcar en un ferry hacia Tánger con varios objetos robados, entre ellos el ordenador de Sánchez.
Se trata al parecer de delincuentes comunes dedicados al contrabando de objetos robados.
Una cadena de incidentes sospechosos
El robo del ordenador de Sánchez no es un hecho aislado.
En las últimas semanas se han producido una serie de incidentes que afectan al entorno cercano de González Amador y Ayuso:
- Allanamiento en la vivienda de Carlos Neira, otro de los abogados de González Amador.
- Entrada no autorizada en el domicilio del arquitecto que reformó el ático donde vive la presidenta madrileña.
- Intrusión en el vehículo del propio González Amador.
Estos hechos han llevado a especular sobre la posibilidad de una acción coordinada contra el entorno de Ayuso.
La propia abogada Sánchez ha manifestado sus sospechas en declaraciones a medios de comunicación.
Una abogada mediática
Guadalupe Sánchez, conocida en redes sociales como @Proserpinasb, es una figura que trasciende el ámbito jurídico.
Licenciada en Derecho por la Universidad de Alicante, fundó en 2004 su propio bufete, GM Legal Experts.
Además de su labor como abogada, es columnista en Vozpópuli y autora de dos libros: Populismo punitivo (2020) y Crónica de la degradación democrática española (2023).
Guadalupe se ha labrado una reputación como defensora acérrima de la presunción de inocencia y las garantías procesales.
Su perfil mediático y su postura crítica con ciertas tendencias políticas la han convertido en una figura conocida.
Ante la avalancha de especulaciones, Guadalupe Sánchez ha emitido un comunicado en el que advierte de posibles acciones legales contra quienes pongan en duda su versión de los hechos o insinúen motivaciones ocultas tras la denuncia.
«Por supuesto, no descarto emprender acciones legales contra cualquier persona y/o medio de comunicación que afirme o insinúe que he simulado la entrada en mi domicilio y la sustracción de mi ordenador portátil».
El caso trasciende lo anecdótico y tiene implicaciones tanto políticas como judiciales.
González Amador, pareja de Ayuso, está siendo investigado por presuntos delitos fiscales y falsedad documental.
Además y eso es lo realmente relevante por la gravedad del caso, existe un procedimiento abierto contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, imputado por el delito revelación de secretos relacionados con este caso.
La sustracción del ordenador de Guadalupe, que según la abogada contenía «información sensible» relacionada con estos procesos, ha añadido una capa adicional de complejidad a un entramado ya de por sí complicado.
¿Se trata realmente de una serie de robos aleatorios o hay una trama organizada detrás?
¿Qué implicaciones tendrá este caso para los procesos judiciales en curso?
