Como debe ser.
Begoña Elorza, madre de Jorge Díez, el ertzaina asesinado por ETA hace 25 años mientras protegía como escolta a Fernando Buesa, también víctima de la banda, expulsó este sábado 22 de febrero de 2025 a los proetarras de Bildu del homenaje celebrado en Vitoria en memoria de ambos.
Begoña, con gafas de sol, se encaró con Pello Otxandiano, portavoz de Bildu en el Parlamento Vasco, y Rocío Vitero, representante del partido en el Ayuntamiento de Vitoria.
Y les dejó claro, con palabras y gestos, que no pintaban nada allí, como se ve en el vídeo.
Tras el rapapolvo, los dos políticos proetarras abandonaron el lugar sin dejar las flores que llevaban en la mano y que otros asistentes sí colocaron en el homenaje.
Begoña Elorza prefirió no hablar con la prensa después del incidente.
Al evento y con muy poca coherencia viendo como pactan dia a dia con Bildu, asistieron figuras como Eneko Andueza, líder de los socialistas vascos, junto a otros representantes del partido, además de Andoni Ortuzar, presidente del PNV, varios miembros del Gobierno Vasco de coalición, Bakartxo Tejeria, presidenta del Parlamento Vasco, Ramiro González, diputado general de Álava, y Maider Etxebarria, alcaldesa de Vitoria.
Un PSOE que baila con Bildu, un PNV cubierto por las sombras de ETA, y unos abertzales que saben que el poder compensa las miradas incómodas.
Seguiremos observando.
El baile de máscaras entre el PSOE y Bildu
La política española parece un tablero de ajedrez donde las piezas se mueven con sigilo, pero el ruido de fondo no para.
Hablo del análisis político sobre ETA, Bildu, PSOE y los asesinatos que aún resuenan en la memoria colectiva.
En las últimas 48 horas, el tema ha vuelto a hervir: imputaciones a exjefes de la banda terrorista por casos sin resolver han puesto a prueba la relación entre los socialistas y sus socios de EH Bildu. ¿Qué está pasando? Vamos a desgranarlo paso a paso, con datos frescos y un ojo crítico.
Esta semana, la Audiencia Nacional ha dado un golpe sobre la mesa. Tres nombres pesados de ETA —José Antonio Urrutikoetxea (alias Josu Ternera), Mikel Albizu (Mikel Antza) y Ignacio de Gracia Arregui (Iñaki de Rentería)— están en el punto de mira. No es una novedad que estos tipos lideraron la organización en sus años más oscuros, pero ahora se les señala por «autoría mediata» en atentados como el de Gregorio Ordóñez, asesinado en 1995. La justicia dice que los grandes ataques no salían adelante sin su visto bueno.
Esto reabre heridas y, de paso, tensiona la cuerda entre Bildu y el PSOE.
Bildu no está feliz. Fuentes cercanas a la formación abertzale han dejado caer que no quieren ni una detención más. “Ya hemos pasado página”, insisten desde el entorno de Arnaldo Otegi, líder de la coalición. Pero el problema es que el pasado no pasa tan fácil. Mientras, en el PSOE, la postura oficial es mantener la calma. “No hay cambio en nuestra relación”, dicen desde Moncloa, aunque el runrún interno cuenta otra historia. Algunos barones socialistas, como Emiliano García-Page, no esconden su malestar con esta alianza que huele a pacto faustiano.
Hablemos claro: Pedro Sánchez necesita a Bildu. Sus 6 escaños en el Congreso son oro en una legislatura donde cada voto cuenta. Esta semana, por ejemplo, se negociaba la reforma de la ley de seguridad ciudadana —la famosa “ley mordaza”— y ahí estaban los abertzales, apoyando al Gobierno. Pero el precio es alto. Cada paso judicial contra ETA pone a prueba esta simbiosis. Los socialistas critican en público la tibieza de Bildu con el terrorismo, pero en privado siguen tendiendo puentes. ¿Hipocresía? Puede. ¿Estrategia? Seguro.
El PP, meanwhile, no pierde la oportunidad. Ana Beltrán, desde Navarra, ha acusado a Sánchez de orquestar un “blanqueamiento” de Bildu para afianzarlo como socio permanente. “Quieren gobiernos con ellos en el País Vasco y Navarra”, disparó. No es un secreto que en 2019, Bildu facilitó la investidura de María Chivite en Navarra con su abstención. Ahora, con las imputaciones en marcha, el tablero se complica. ¿Y si alguno de estos exjefes acaba en la cárcel? Otegi ya ha advertido que sería un “retroceso en la resolución del conflicto”. Traducción: podrían enfriarse los pactos.
Pero no todo es drama judicial. En el País Vasco, las encuestas dan a Bildu un músculo creciente. Podría superar al PNV en las próximas elecciones autonómicas. Esto asusta a algunos en el PSOE, que ven peligrar su papel de bisagra. Eneko Andueza, líder de los socialistas vascos, lo tiene claro: “No gobernaré con Bildu por ética y por país”. Sin embargo, en Madrid, la ética parece más flexible. El Gobierno sigue contando con ellos para sacar adelante medidas como la subida del SMI o las pensiones.
¿Qué gana Bildu con esto? Mucho. Ser socio de Sánchez les da legitimidad política. Han pasado de ser los herederos de Batasuna a sentarse en la mesa de los mayores. Su pragmatismo les ha abierto puertas: pactos presupuestarios, influencia en leyes y un acercamiento progresivo de presos etarras al País Vasco. Todo mientras evitan condenar explícitamente a ETA. “Nunca debió pasar ese dolor”, dijo Otegi en 2021 sobre las víctimas. Una frase que suena bien, pero que no llega a ser un “lo condeno”.
ETA nació en 1959, pero su orgía de violencia arrancó en 1968 con el asesinato de José Antonio Pardines, un guardia civil. Desde ahí, la banda dejó un reguero de sangre que no paró hasta 2011, cuando anunció el cese definitivo.
En el camino, cambió el paisaje político español, especialmente en el País Vasco y Navarra. Bildu, como coalición, emergió en 2011, justo tras ese final, con Sortu —sucesor de Batasuna— como pilar. Hoy, son una fuerza que no solo sobrevive, sino que prospera.
Vamos con datos duros. Aquí una tabla para verlo claro:
Año | Evento clave | Impacto político |
1968 | Primer asesinato de ETA | Inicio de la escalada terrorista |
2011 | Cese definitivo de ETA | Nace EH Bildu como actor institucional |
2019 | Abstención de Bildu en Navarra | PSOE gobierna con apoyo indirecto |
2025 | Imputaciones a exjefes de ETA | Tensión en la alianza PSOE-Bildu |
Según cifras oficiales, la banda mató a 829 personas entre 1968 y 2010.
A eso súmale 379 crímenes sin resolver, un puzle que la justicia sigue armando. Entre las víctimas: guardias civiles, policías, políticos, empresarios y civiles atrapados en el fuego cruzado. El caso de Miguel Ángel Blanco, asesinado en 1997, marcó un antes y un después por la brutalidad y la respuesta social. Hoy, esas cifras pesan como una losa sobre Bildu, aunque ellos prefieran mirar al futuro.
¿Ventajas políticas de Bildu como socios del PSOE? Aquí van algunas:
- Influencia directa: Sus votos en el Congreso aseguran leyes clave. Sin ellos, Sánchez estaría en apuros.
- Normalización: Pasan de parias a jugadores legítimos. La foto con ministros ya no escandaliza.
- Gestión carcelaria: Más de 200 etarras han sido acercados al País Vasco desde 2018. Casualidad, no parece.
- Poder local: En Navarra y País Vasco, su peso crece. La alcaldía de Huarte (2019) fue solo un aperitivo.
DATOS:
- ¿Sabías que Josu Ternera lleva desde 2020 en libertad bajo fianza en Francia? Un tipo con más vidas que un gato.
- En 2021, Otegi prohibió los “ongi etorri” (homenajes a etarras excarcelados), pero aún se cuelan algunos. Como quien promete dejar el chocolate y pica un poco.
- De los 44 candidatos de Bildu con pasado etarra en las municipales de 2023, varios tenían condenas por atentados mortales. La memoria no se borra con un boli Bic.
- ETA dejó más de 2.600 atentados. Si fueran partidos de fútbol, habrían llenado estadios de tristeza.