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OPINIÓN

Victor Entrialgo: «Como fichas de dominó»

Victor Entrialgo 31 May 2024 - 12:03 CET
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Como fichas de dominó que ha ido  colocando el tirano para entretenerse en una habitación grande de la Moncloa en tres espirales interminables, así van a caer una tras otra las piezas del gobierno social-comunista de Pedro Sánchez. Una pequeña excusa mal hilvanada, una mentira grosera, una contradicción insalvable, un arrepentido que quiera salvar el culo, un delirio déspota de Evita firmando cartas de recomendación, un tropezón, un error o un simple golpe de aire va a tirar la primera de las fichas blancas o las negras y despues caerán todas las demás piezas de este endeble dominó hasta llegar a la más importante, el Seisdoble, ante la perplejidad ciudadana a la que seguirá ese día una celebración mayor que la victoria en una final de Champions.

Entonces, sólo entonces, se empezarán a desvelar las mentiras, las farsas, las insidias, los abusos y las memeces en las que hemos vivido demasiado tiempo inmersos por culpa de quien se cree el Seisdoble y en realidad es un espantapájaros. Alguien que ha sido definido por los que le conocen bien como un enfermo de poder cuyos actos, no sujetos a los debidos controles, está padeciendo toda la Nación por más subvenciones que reparta con las que ha comprado su cargo y su poder.

Ese día las cifras empezarán a aproximarse a las verdaderas, los covachuelistas cambiarán de bando como chanchos, habrá gente que no parará de correr y algunos negarán a Sanchez tres veces antes de cantar la palinodia. Porque no es un presidente sino un «proxeneta» de la Nación el que la tiene en vilo siendo ella la que pone todos los recursos.

Milei ha venido a cantarnos el tango Cambalache, una definición perfecta del sanchismo, pero somos los españoles los que lo tenemos que bailar. El sanchismo es un despliegue de maldad insolente, ya no hay quien lo niegue. Vivimos revolcaos en un merengue. Y, en el mismo lodo, todos manoseaos. Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor,
ignorante, sabio o chorro, pretencioso o estafador. Todo es igual, nada es mejor. Lo mismo un burro que un gran profesor. No hay aplazaos, ni escalafón. Los inmorales nos han igualao. Si uno vive en la impostura y otro afana en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón.
¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón! Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón.

Sanchez tardó cinco años en construir el sanchismo sin proyecto, improvisando y mendingando en todos los antros donde se conspiraba contra la unidad de España, pero el efecto dominó echará abajo en una ola   imparable éste entramado de fichas colocadas una tras otra en una triple espiral: por un lado las negras del gobierno, por otra las rojas del partido y asociados y por último las blancas de la familia, «las pupai», como llamaban los chinos a las fichas con las que inventaron este viejo juego.

El juego de arrebatar la soberanía, controlar las instituciones con el partido cuasiúnico, alquilar la amancebía a los enemigos de la Nación, proclamar la tiranía de la minoría y llevar una organización paralela contable con amigos y por supuesto la famiglia, para lo que venga después.

Gobierno, partido y familia. Esas son las fichas alineadas una tras otra formando un dibujo de mírame y no me toques en una espiral de tres filas que amenazan con derrumbarse una tras otra y formar un terrible estruendo aunque aun veamos a las de modelito diario disfrazadas de pobres en esas farsas que son los mítines y aunque algunos aún no lo vean, víctimas de la presbicie, la ideología o la indignidad.

El sanchismo es un tirano y un montón de irrelevantes empujados hacia arriba, ministros clinex de usar y tirar, fichas aun en pie por interés, ministros felpudo que no se quieren enterar usados como prostitutas ingenuas porque han entregado su alma a Mefistófeles por lo mucho que vale su silencio, por lo mucho que tienen que callar.

Pero se aproxima el día en el que las fichas que Sanchez ha puesto en fila formando en espiral caerán una detrás de otra. Pobres de espíritu más que de patrimonio, y aunque sea camino de un cuarto oscuro en alguna covachuela pública preparada a tal efecto, el tirano y los cómplices de un Cambalache de ciencia ficción caerán el día menos pensado como fichas de dominó.

Víctor Entrialgo

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