OPINIÓN

Rafael López Charques: «Desgracia»

Rafael López Charques: "Desgracia"

Los españoles tenemos desde hace unos años una desgracia, y precisamente es ser españoles. Entiéndanos, no nos pesa serlo, ni pensar en ello, pero parece que todos los males se han centrado en nosotros, o que nos ha caído una maldición.

No se puede negar lo dicho si analizamos lo que ocurre en nuestro país, y en sus relaciones con otros.

En cuanto a la situación interna, tenemos un des gobierno o simulacro de gobierno, llamemos a las cosas por su nombre, a cuyo jefe solo le preocupan dos cosas. La primera es lucirse y la segunda aguantar en el poder a costa de lo que sea.

Es muy aficionado a las fotos, por ejemplo, a aparecer sentado al lado de una ventanilla de nuestro falcon, no olvidemos que lo pagamos nosotros, con gafas de sol y aire de despreocupado, tipo galán de Hollywood.

Claro que su naturaleza también lo traiciona, no olvidemos cuando fue a visitar una comunidad le faltó el tiempo para poner los pies en polvorosa. Discúlpemelo, el miedo es libre.

Lo que está muy claro es que condiciona su simulacro de gobierno a mantenerse en el poder. Es un fiel seguidor del dicho “primero yo, después yo y al último yo”

Prueba de ello son las continuas cesiones a los independentistas catalanes y vascos, y como estos lo saben muy bien aprietan, porque están seguros de que solo es cuestión de tiempo conseguir lo que quieren. A tal extremo estamos llegando que solo les falta exigir que el resto de España se convierta en posesiones suyas. Y cuidado, no duden que lo conseguirían.

Tiene a sus familiares más cercanos pringados en los tribunales, pero da igual, para eso está él, para retorcer las cosas, incluso la legislación para que todo quede en aguas de borrajas.

Ha constituido un simulacro de gobierno monstruoso. Nada menos que tres vicepresidentes, veintidós ministros y cuatrocientos setenta y un asesores. No le encontramos más justificación que el repartir puestos entre amigos, o tener amarradas a personas que le convienen para todos sus enjuagues. El problema que le encontramos a todo ello, dejando a un lado el aspecto ético, es que con frecuencia nos dicen que no hay dinero para determinadas cosas, pero para pagar a los amiguetes sobra.

Parece ser que el no amado jefe quiere modificar la legislación, y rebajar la edad de voto a los dieciséis años. ¿Razón? No se nos ocurre otra que halagar a un sector de la población con la esperanza de que así le votará. Nosotros le proponemos que se deje de historias y que legisle medidas que de verdad ayuden a la juventud, aunque cuesten dinero, que lo hay, Solo tiene que deshacerse de la mitad de la gente que está chupando del bote. Se escudan en que no hay dinero para ciertas cosa; no nos lo creemos, porque cuando les conviene, aparece por todos los lados.

Si hablamos de nuestra consideración internacional, también es de vergüenza. Muchos viajes a países exóticos, en resumidas cuentas, para nada, mientras que no se actúa ante peligros que tenemos cercanos.

Dados los recientes acontecimientos, no nos extrañaría que el reino alauita reclame el archipiélago canario como territorio propio. ¿Qué hará “cum fraude”? Es capaz de cederlas soltando un discurso pacifista y así tapar las múltiples cosas que, al parecer, tiene que ocultar en Marruecos.

En definitiva, estamos en una época de desgracia, en la que muy a pesar nuestro, casi tenemos que avergonzarnos de ser españoles, tanto por lo que pasa dentro de nuestras fronteras, como lo que ocurre fuera.

La solución para recobrar nuestra dignidad está en nuestras manos. Podemos lograrlo.,

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