No me gustan las playas, y no suelo ir, pero cuando hemos ido me ha parecido una carnicería, con toda la carne al aire…
Y me ha resultado de muy mal gusto ver a señoras cargadas de lorzas y de años, enseñar sus tetas caídas, y a hombres mostrando una tripa, también colgante, digna de estar tapada.
Es más, debería prohibirse la exhibición de personas a las que el pudor y las buenas costumbres deberían hacer pensar que es mejor no enseñar nada, so pena de caer en el ridículo y en el mal gusto.
Es el caso de esa cantante, de 51 años, ya de capa caída, en mi opinión más bien fea, aunque para gustos los colores, que ha querido que se hable de ella…enseñando las tetas.
A una determinada edad, las señoras deberían dejar de enseñar las tetas, pues ya no hay nada que exhibir.
Pero todavía han sido peores sus manifestaciones femihistéricas de “¡No pasarán”!, claramente guerra civilistas, buscando el apoyo de los tontos útiles de la izquierda,
Solo le ha faltado atacar a VOX, aunque pienso que subliminalmente es lo que pretendía.
Esta es la anécdota.
Pero la categoría es la “docta” expresión pública de Yolanda Díaz, iletrada, con el título de Derecho regalado por una universidad pública gallega, diciendo que: “Enseñar las tetas es un derecho fundamental”.
Y yo me pregunto: ¿dónde está reconocido ese derecho fundamental…?
Leo y releo los artículos del 14 al 29 de la Constitución, más la objeción de conciencia del art. 30, que son los derechos fundamentales amparados por la Carta Magna, y no lo encuentro por ninguna parte.
¿Qué hemos hecho los españoles para tener a semejante lerda de vicepresidenta penúltima del gobierno y ministra del paro, en funciones?
Debería ponerse a estudiar Derecho, y lo antes posible, para evitar seguir soltando demagogia, ignorancia e imbecilidades varias por esa lengua viperina que tiene, muy similar a la de la ministra portacoz.
El Demonio las cría, y ellas se juntan.