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Como sentenció el poeta Luis Alberto de Cuenca

El minimalismo intelectual, como paso previo al idiotismo global

“El multiculturalismo es un nuevo fascismo, sólo que más hortera”

Antonio Gil-Terrón Puchades 30 Ene 2025 - 06:24 CET
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El minimalismo, tan de moda hoy en día, se refiere a cualquier cosa que haya sido reducida a lo esencial, una vez despojada de los elementos sobrantes.

Pongamos un ejemplo. Si reducimos una paella valenciana, un cocido madrileño, o una fabada asturiana, a lo esencial, nos encontraremos que su función básica es la de aportar al cuerpo humano los nutrientes necesarios para que éste funcione.

En base a ello, podríamos concentrar dichos nutrientes en un simple batido, con el consiguiente ahorro económico, energético, y de tiempo. ¿No?

Pues no; de momento no lo hacemos, aunque todo se andará en aras a la eficiencia; ese principio que constituye el primer mandamiento del amoral Nuevo Orden Mundial.

En su momento, Twitter, con su estudiado minimalismo woke, no fue más que la bala trazadora que nos indicaba por dónde venían los tiros. El objetivo de Twitter, con su censura zurda, no era otro que lograr una ciudadanía mentalmente minimalista, fácilmente manipulable, cuyo criterio se nutriera con los batidos ideológicos, regurgitados a tal fin, por los grandes lobbies mediáticos de la escuadra y el compás, con el fin de potenciar el multiculturalismo, paso previo e indispensable, antes de poder homogeneizar éste, en un todo único, que sería aplicado, a los ya adocenados ciudadanos, por un giboso no binario, vía rectal y sin vaselina.

Al final de lo que se trata, en aras a engordar la cuenta de resultados de los cárteles financieros del orbe, mediante la simplificación y unificación de los hábitos consumistas, culturales e intelectuales, de los ciudadanos del planeta Tierra, previamente convertido en ´Madre´. Su puta madre.

El fin perseguido sería la consolidación, por los siglos de los siglos, de un Mercado Global Único, donde los díscolos serían multados y ´cancelados´, con la anuencia servil, de las volubles e idiotizadas masas.

Como sentenció el poeta Luis Alberto de Cuenca, “El multiculturalismo es un nuevo fascismo, sólo que más hortera”.

La finalidad del Nuevo Orden Mundial no es otra que la puesta de largo y la consolidación pública del Gobierno Mundial que, hasta ahora, nos ha regido desde las sombras. Un Gobierno Mundial, único y omnipotente, que pensará por nosotros, y programará nuestras vidas, hasta unos extremos tan inimaginables, que tan solo la literatura de George Orwell podría esbozar.

Y lo cierto es que han estado a punto de conseguirlo; pero ya no. Dios existe, y la revolución ha comenzado. A partir de ahora, ellos van a ser los reaccionarios. Los enanos se han empoderado, y ahora les crecen por todos los sitios. El circo se ha acabado.

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