Hoy, 22 de febrero de 2025, Antonio Naranjo publica en El Debate su columna titulada Ábalos, Monedero, Errejón y otros chicos del montón.
Su tesis principal es clara: la izquierda española, que presume de superioridad moral y feminismo, se derrumba bajo el peso de sus propios escándalos.
Naranjo apunta a figuras como José Luis Ábalos, Juan Carlos Monedero y Íñigo Errejón para destapar una doble cara que mezcla discursos progresistas con conductas reprobables.
El periodista arranca fuerte. Señala que estos líderes legislan con mano dura contra la sociedad mientras se permiten excepciones personales.
Cita como ejemplo: “Los mismos que legislan contra todos se guardan el comodín del prostíbulo y el manoseo y miran para otro lado cuando son los suyos los que mean fuera del tiesto”.
Aquí pone el dedo en la llaga: la incoherencia entre lo que predican y lo que hacen. No es solo una crítica; es una acusación directa de hipocresía.
Luego, el autor carga contra Ábalos, exministro de Sánchez, mano deferacha del régimen y socialista de pro.
Recuerda su vídeo del PSOE donde decía ser feminista por ADN político, pero lo contrapone a las investigaciones que lo vinculan con prostíbulos y pagos a una acompañante, Jessica, con dinero público.
“Una mentirosa declaración de intenciones ética, moral y políticamente incompatible con su afición a tirar de catálogo de meretrices, donde fichó a su mantenida y acompañante en viajes oficiales, Jessica, cuyos servicios le pagamos todos con nuestros impuestos”.
Es un golpe duro, que mezcla datos judiciales con sarcasmo para exponer la contradicción.
El tercer blanco es Errejón, el exdiputado de Sumar que cayó tras acusaciones de acoso.
Naranjo lo pinta como un falso paladín del feminismo, alguien que defendía la ley del “solo sí es sí” mientras su vida personal se desmoronaba.
Resume así su caída: el tipo que prometía igualdad acabó envuelto en un escándalo que lo llevó a dejar la política.
No lo cita textualmente aquí, pero el tono es mordaz: lo señala como ejemplo de una izquierda que se hunde sola.
Sobre Monedero, cofundador de Podemos, Naranjo va al grano.
Habla de su faceta “rijosa”, como la llaman en redes, y sugiere que su superioridad moral se esfumó con las recientes denuncias de acoso sexual.
“Por no recordar la querencia a lupanares, copas y ‘coca’, financiada con el dinero detraído de los ERE y de la Faffe por algunos de los socialistas implicados en esos escándalos de corrupción en Andalucía”, añade, ampliando el foco a otros casos.
Aunque este tramo apunta más a los socialistas andaluces, el mensaje es el mismo: la izquierda vive de una fachada que no resiste la realidad.
El autor no se queda en nombres propios.
Amplía el análisis a un patrón.
Habla de los ERE, el caso Koldo y otros escándalos que salpican al PSOE y a Podemos.
Insiste en que no es casualidad: la izquierda se vende como defensora de los débiles, pero sus líderes caen en vicios y corruptelas.
Aquí no usa una cita literal, sino que construye un relato de desgaste moral, con un tono que mezcla indignación y burla.
Otro párrafo clave llega casi al final, cuando Naranjo ironiza sobre el silencio de los progresistas ante sus propios fallos.
“Y lo mejor es el silencio de cordero degollado que practican hoy todos esos censores ayer tan locuaces: ni están ni se les espera en la defensa de sus chicos cuando mean en la pared”.
Es una pulla directa a quienes callan para proteger a los suyos, un contraste con la agresividad que muestran contra la derecha.
El cierre es una reflexión ácida. Naranjo dice que estas figuras no son excepciones, sino la norma de una izquierda que usa el feminismo como arma política mientras sus líderes se traicionan a sí mismos.
No ofrece soluciones, pero deja una idea flotando: la credibilidad de estos “chicos del montón” está por los suelos, y con ellos, la de sus partidos.
Vale la pena detenerse en el estilo de Naranjo. Usa un lenguaje directo, con metáforas como “mean fuera del tiesto” o “silencio de cordero degollado” que dan fuerza a su crítica.
No busca convencer con datos fríos, sino con una narrativa que apela al sentido común y a la frustración del lector.
Su columna no es un análisis académico; es un latigazo a la conciencia de quien lee.
¿Qué sacamos de esto? Que Ábalos, Monedero y Errejón, según Naranjo, son espejos de una izquierda en crisis.
Sus escándalos no solo los hunden a ellos, sino que arrastran la imagen de PSOE, Podemos y Sumar. El autor no predice el futuro, pero sugiere que el daño ya está hecho.
La pregunta es si alguien recogerá los pedazos o si seguirán cayendo más “chicos del montón”.
Antonio Naranjo
Antonio R. Naranjo nació en 1975 en Madrid, España. Tiene 53 años y es periodista y columnista. Trabaja como colaborador habitual en El Debate, defensor del oyente en Herrera en COPE, es tertuliano en un montón de medios y hasta tiene un programa informativo en Telemadrid. Su trayectoria lo avala como un tipo que no se calla, algo que esta columna demuestra con creces.