España

La derrota olvidada de Inglaterra

El resurgir hispano y el sitio de Cartagena de Indias

Blas de Lezo en Cartagena de Indias
Blas de Lezo en Cartagena de Indias. PD

La derrota olvidada de Inglaterra. El resurgir hispano y el sitio de Cartagena de Indias

La historia de Blas de Lezo, o “Mediohombre”, es la de un imperio que, desafiando lo imposible, ni cojo cedió el paso, ni tuerto perdió de vista la victoria, cuando el viejo continente ya anticipaba su caída. En marzo de 1741, en plena pugna por el dominio del Nuevo Mundo, la Corona británica lanzó su mayor ofensiva naval hasta la fecha contra Cartagena de Indias, uno de los bastiones más estratégicos del Imperio español en América.

Lo que debía ser una victoria arrolladora para los ingleses, respaldada por la mayor flota jamás enviada al Caribe, terminó en una humillación que Londres se encargó de enterrar en el olvido. Hoy, en estas mismas fechas, pero hace 284 años, la batalla estaba en su punto álgido. La lucha no fue solo una cuestión de balas y cañones, sino también de propaganda, poder e influencia global.

La Batalla de Cartagena de Indias no es solo un episodio épico de la historia militar, sino la prueba de que la hispanidad, lejos del mito de su inevitable decadencia, aún poseía la capacidad de frenar la expansión anglosajona y sostener su hegemonía del bloque civilizatorio frente a los depredadores de sus rivales.

El asedio inglés, dirigido por el almirante Edward Vernon, no fue solo una operación militar; fue el intento más ambicioso de quebrar el dominio español en América y consolidar el imperialismo anglosajón. Frente a la desproporción de fuerzas—186 barcos, más de 23.000 hombres y 4.000 cañones para tomar Cartagena de Indias—, en contraste, los defensores españoles, indígenas y criollos apenas sumaban entre 3.000 y 6.000 hombres, seis navíos y 700 cañones.

La confianza en una victoria rápida estaba respaldada por la inmensa superioridad numérica y logística. Sin embargo, lo que no contaban era con la férrea resistencia y la astucia militar de Blas de Lezo. Tras semanas de asedio y bombardeos, la malaria y las tácticas defensivas de Blas de Lezo desmoralizaron a los británicos. El 20 de mayo de 1741, Vernon ordenó la retirada tras perder más de 10.000 hombres y ver su flota devastada. Lo que debía ser una gran conquista se convirtió en una humillación.

En Londres, incluso habían acuñado monedas celebrando la victoria antes de tiempo, pero tras el desastre, el Parlamento británico decidió silenciar la derrota y borrarla de la historia. La historia no es lo que pasó, sino lo que se decide recordar. Los ingleses han presumido durante siglos de sus victorias navales, inflando cada triunfo y enterrando cada derrota. Sin embargo, la Batalla de Cartagena de Indias fue una de sus mayores humillaciones, un episodio que contradice su relato de dominio absoluto.

“Mediohombre” simboliza a un imperio que, incluso herido, al borde del abismo, y con el viejo mundo deseoso de su caída, aún sabía hacer historia en vez de padecerla pese a las pérdidas al cabo de un siglo. La hispanidad, en aquel entonces, no era una reliquia (como lo es hoy), sino una estructura de unidad, cultura y superioridad moral que se resistía a ser sustituida por el modelo destructor imperialista anglosajón. Los hispanos, a lo largo de la historia, han demostrado que cuando más vulnerables e inferiores parecen, con más fuerza resurgen. Lo hicieron en Cartagena de Indias, resistiendo contra todo pronóstico. Lo hicieron en innumerables batallas, cuando el mundo los daba por vencidos. Quizás la historia aún tenga reservado otro renacer. Solo el tiempo lo dirá.

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