A medida que avanzas en la vida, lo que más te importa de la gente es la buena educación.
Los gestos y las maneras se hacen muy relevantes.
Por eso en 2003 irritó en la Casa Blanca que el patoso Zapatero no se levantara al paso de la bandera norteamericana y ahora ha sentado a cuerno quemado que Sánchez haya peregrinado hasta Pekín, para dorarles la píldora a los jerarcas chinos.
Me da que Trump es rencoroso y que el asunto no se quedará en un mero comentario, como el que hizo ayer Scott Bessen, el secretario de Estado de Comercio, según el cual ir a rendir pleitesía a los chinos equivale a cortarse el pescuezo.
Fue Zapatero quien en 2020, durante una videoconferencia con sus compadres del Grupo de Puebla, con ojos despavoridos y aspecto de haber ingerido una pastilla, instó a la Unión Europea a aliarse con China para «poner a Estados Unidos en una situación imposible”.
Le faltó añadir que él, Pepiño Blanco y otros orondos socialistas se iban a forrar como comisionistas.
Y a ahora, su compinche Sánchez, para intentar tapar los apaños de su mujer y las trapacerías del PSOE, escarba en la misma letrina.
China, por si a alguien se le ha olvidado, es una dictadura infame, un lugar donde hasta que optaron por la inyección letal en la condenas a muerte, se hacía a las familias pagar la bala con la que ejecutaban a su pariente.
Un país gigantesco sin opinión pública, sin elecciones, sin prensa libre y donde a las minorías disidentes, religiosas o étnicas, las trituran en la depuradora.
Y encima, para colmo, no salen rentables.
Cada hora parece más evidente que el eje de la ‘merdé’ arancelaria de Trump, no apunta a Europa ni a Hispanoamérica sino a erosionar a China, socavando su apabullante hegemonía comercial.
Esa es la gran batalla y no tengo claro que la vaya a ganar EEUU, porque dirigir una tiranía donde las miserias de tu población importan un comino otorga a Xi Jinping considerables ventajas.
La balanza comercial entre China y Estados Unidos muestra un desequilibrio brutal a favor de los asiáticos. Venden a los norteamericanos tres veces más de lo que les compran y por tanto, la subida mutua de aranceles les hará un agujero enorme. Por lo menos 300.000 millones al año.
Pero eso no les hará ceder, porque a quienes mandan les traen al pairo los pringados que sudan en las factorías, los marrulleros exportadores y hasta los laboriosos empresarios,
Para que Trump se imponga, sería necesario que Europa se pusiera de su lado y puede que lo consiga.
Mi duda es qué hará entonces Sánchez y que dirá la Brunete Pedrete periodística.
Son muy capaces estos majaderos de echarle también la culpa a Franco, que fue quien -dos años antes de fallecer en el Hospital de La Paz-, estableció relaciones diplomáticas entre España y la China comunista.