Tiene una faceta cómica la corrupción del PSOE.
Y nos reiríamos mucho más si no fuéramos nosotros, los sufridos contribuyentes españoles, quienes pagamos la ‘catedra’ fake de Begoña, los furgones de putas de Ábalos, los destrozos de la orgía en el Parador de Teruel o los chalets y las vacaciones de lujo que disfruta por la cara está panda de mangantes.
Y si eres consumidor de informativos de RTVE o un asiduo de la propaganda que difunde la ‘Brunete Pedrete’ periodística, encima resulta que lo hacen todo por tu bien.
Así que dales las gracias.
Ignoro en que sórdida pizzería ficha el ente público a sus ejecutivos, consejeros y redactores pero ayer -después de dedicar casi una hora al novio de Ayuso y cuando despachaban a toda prisa las últimas revelaciones de la UCO– tuvieron la desvergüenza de soltar que la Begoña que aparece en el informe de la Guardia Civil, en medio de la trama de Air Europa, quizá no sea Begoña Gómez, la mujer de Sánchez, porque en España hay muchas Begoñas.
He estado indagando y efectivamente hay en nuestro país 40.876 personas que tienen ‘Begoña’ como nombre.
Pero que se reuniera varias veces con directivos de la compañía, fuera financiada por esta, disfrutara de vuelos gratuitos, intercambiara llamadas de móvil y mensajes de WhatsApp y compartiera hotel en San Petersburgo y cotorreara hasta altas horas de la noche con Javier Hidalgo, cuando este era consejero delegado de Globalia, la empresa matriz de Air Europa, sólo me sale una.
Y es la mujer del amo del PSOE, de quien presidió el Consejo de Ministros donde ser dio luz verde al rescate de 475 millones para la aerolñinea de marras y firmó de puño y letra el documento.
Eso es lo relevante. Es muy entretenido seguir las peripecias de Jésica, escuchar a Miss Asturias quejarse de que Koldo le pedía ‘cosas obscenas’ o disertar sobre lo que puede haber en la trastienda, pero no nos dejemos distraer.
Aquí el foco, la luz, el punto de mira, tiene que estar en el principal culpable, en quien ha hecho posible tanta tropelía, en el político que dio cobertura a las chapuzas, prevaricaciones y latrocinios y ese es Pedro Sánchez.
Sin él, sin su concurso, sin su conocimiento y complicidad, nade hubiera sido posible.