Vamos camino de las 7 plagas.
Con este tipo en La Moncloa, lo que padecieron los egipcios en tiempos de Moises, parecerá una broma.
Porque no sólo es mentiroso, amoral y un indigente intelectual; es que es gafe.
Los muy supersticiosos dicen que el pecado original fue remover los huesos de Franco, para sacarlo del Valle de los Caídos.
Menos dice seis meses después nos cayó encima la peste del COVID, a los dos años reventó el volcán de La Palma y apenas parar la erupción de lava, comenzó la Borrasca Filomena.
Y después la DANA en el Levante y ahora el Gran Apagón.
Como no soy agorero, voy a dejar de lado la innegable condición de cenizo del marido de Begoña y a centrarme en su incompetencia.
Quienes sean de mi generación, los del Bachillerato antiguo, tendrán vívidamente grabado en la memoria aquello de “la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma”.
Pues Sánchez ha descubierto que no; que también se evapora y que la causa del desastre eléctrico fue que desaparecieron misteriosamente, de sopetón, 15 gigavatios.
Más o menos lo que consume un monstruo urbano como Shangai, Pekín, Tokio o Nueva Delhi.
Y ahora, para esquivar cualquier responsabilidad en el desaguisado, anda señalando como culpables con un pollo sin cabeza.
Todo ello después de haber intentado colarnos el bulo de que había habido un ciberataque y de que estaba en contacto con la OTAN, para que el personal -que es bastante pardillo- se pusiera a mirar hacia el Kremlin y a pensar en el maquiavélico Putin.
Sánchez, el majadero que aseguraba en los mítines del PSOE que nunca habría un apagón y quien afirmó en el Senado que todo eran bulos de la ‘apocalíptica oposición’, no explica lo ocurrido ni da garantías de que no volverá a suceder.
Fíjense si tiene poca vergüenza, que ha etiquetado a Red Eléctrica como ‘empresa privada’ y resulta que está controlada por la SEPI y tiene al frente a una exministra de Zapatero, que ni sabe lo que es un voltio y cobra 1.500 euros al día.
Una paisana, llamada Beatriz Corredor, que también sostenía que el apagón era imposible.
Lo que ha pasado con la red eléctrica española, es muy similar a lo que sucede con las carreteras o los trenes. Tienen al frente a ineptos, no se reparan, no se hacen obras de mantenimiento y no se mira lo futuro, porque hacerlo cuesta un dinero que no da votos.
Lo del lunes no fue un fallo técnico. Tampoco humano. Fue una pifia política.
Y prueba de ello es que a Sánchez no le preocupa que haya más apagones, sino encontrar a un chivo expiatorio a quien endiñarle el marrón.
A este paso y visto que lo de Putin no cuela y lo de las nucleares tampoco, echara la culpa a nuestros primos portugueses… O a los OVNIs.