En septiembre de 2020 escribí un artículo titulado “Argentina tiene dos Papas. ¿O dos Antipapas…?”, que puede verse en internet, pues está en varios diarios digitales.
Decía entonces, y digo ahora: “…Nuestra gratitud también a Argentina, por habernos dado un Papa, así como a España, por evangelizar Argentina y hacer que el español sea la lengua vernácula del Papa.
De cualquier forma, y vista la torcida línea de actuación del ¿Papa? actual, a veces me pregunto –y Dios me perdone, si yerro-, si Argentina no nos habrá dado dos Antipapas al mismo tiempo”.
Llevamos quince días, por lo menos, asistiendo a la “santificación”, primero en vida, y luego después de muerto, de Bergoglio, por los comunistas y masones, enemigos todos ellos de Dios y de la Iglesia…
¡No había visto semejante manipulación informativa en la vida, a excepción del apagón de ayer en toda España, “casualmente” cuando una juez con los ovarios bien puestos, decidía procesar al hermanísimo del Presidente del Gobierno por dos delitos!
Como Bergoglio desarrolló toda su carrera, al servicio de la masonería, de los jesuitas (suponiendo que no sean lo mismo), y de sí mismo, he querido consultar a un buen amigo argentino, residente en Buenos Aires, juez y catedrático universitario en retiro, católico, y por lo tanto buen conocedor de su Arzobispo metropolitano.
Le decía yo, entre otros asuntos, lo siguiente:
“Te mando mi opinión sobre Francisco. (Adjuntándole el artículo precedente). Penosa, pero creo que realista. ¡De cualquier forma, vosotros le conoceréis de primera mano!”.
Y también: “España va cada día peor, pero la mayoría de la población, lo que yo llamo “la borregada”, sin formación ni sentido crítico alguno, pasa de todo, y les da igual, mientras haya fútbol, sexo y alcohol a precios asequibles… ¡Qué desastre de compatriotas!”.
Al día siguiente, contestó el feligrés de Bergoglio:
“Pasando a tu opinión sobre el Papa, te diré que la comparto en gran parte, y también lo harían muchos de los argentinos (para un 41 por ciento la valoración del Papa fue negativa. Se le calificó de peronista, hipócrita, corrupto, marxista, demagogo, protestante, etc., etc.).
Entre muchas otras cosas se debe a que, durante su papado Francisco visitó 4 de los 5 países que limitan con Argentina, pero nunca su país natal. Cuando le preguntaban por qué, daba respuestas vayas; además estaba demasiado alineado con las causas de justicia social y la política de izquierda (recordemos que nuestro presidente Javier lo llamo la representación del mal en la tierra…). Fue demasiado cercano a Cristina y sus secuaces y criticó el protocolo anti piquetes que dio excelentes resultados diciendo que “en vez de pagar justicia social, el gobierno pagó el gas pimienta”.
En resumen un Papado excesivamente populista…”.
Creo que no hay nada que añadir, salvo que pedir a Dios, en su infinita misericordia, que le perdone, y no le haga arder toda la eternidad en el Infierno.