Lo cuento

¿Tan difícil resulta enterarse?

Que cada uno  extraiga ahora sus propias conclusiones.

Elecciones, votación, voto y propaganda electoral
Elecciones, votación, voto y propaganda electoral. PD

¡Buena se organizó anteayer en el Bar de mi pueblo! La cosa ya venía calentita, porque el lunes anterior, el del apagón, la indignación general había subido muchos grados; y eso que discutimos entonces a plena luz eléctrica porque el dueño, después de escuchar a Pedro Sánchez y todos sus adjuntos, afirmar que jamás se produciría un apagón en España, tomó la precaución de comprar un grupo electrógeno, en la seguridad de que, a no mucho tardar, terminaríamos quedándonos a oscuras. Como así sucedió. De modo que no faltaron las cervezas bien fresquitas. El hijo del Maestro Mayor propuso, a voz en grito, que concediéramos al señor Presidente el título de “político más sincero de España”. Cuando consiguió, un buen rato después, que se apagara la carcajada general, lo explicó un poco mejor. Al contar con la absoluta seguridad de que va a mentir siempre, lo tenemos muy fácil, pues, en la práctica, es exactamente lo mismo que si dijera la verdad sin fallar una sola: con darle la vuelta a lo que nos quiera colar, solucionado. No le faltaba razón al muchacho; algunos, incluso, aplaudieron la audaz iniciativa.

Pues sucedió que, anteayer, nuestro conferenciante, debía, para llegar hasta nosotros, viajar casi cincuenta kilómetros. Sufrió una avería en el coche, por lo que apareció con un considerable retraso; avisados por teléfono, la gente decidió improvisar una discusión para hacer tiempo hasta tanto apareciera nuestro invitado.

El mismo chaval que, el lunes anterior, había propuesto condecorar a Sánchez, como dije, hijo del Director del Centro Escolar, estaba muy animado tras su éxito de entonces;  antes, pues, de que nadie se le anticipara, subió al púlpito y nos lanzó su discurso; perdón, no he explicado lo del “púlpito”: así llamamos a una tarima de madera sobre la que toca la orquesta, cuando toca, quiero decir en fiestas, bodas y demás solemnidades. Los lunes, se coloca allí una mesa, con su  correspondiente silla, y cómodamente sentado en ella, nos dirige la palabra el conferenciante de turno.

Como lo último que quisiera es parecerme en algo al señor Presidente ¡lagarto, lagarto!, tomé nota de cuánto allí se dijo. Así que reproduciré lo más fielmente que pueda, las dos principales intervenciones; empezando, naturalmente, por la del muchacho que habló en primer lugar.

-“Me dirijo, sobre todo, a los más idiotas de entre nosotros, que alguno hay. Si no me entendéis, será porque todavía sois más menos de lo que yo suponía. Como sabéis, el pasado septiembre terminé la carrera de Ingeniero Agrónomo; esos son, pues, mis conocimientos, los únicos que he conseguido acreditar.

Supongamos, ahora, que alguien me propusiera entrar en un quirófano; no como enfermo, sino para realizar una operación a corazón abierto, por la que van a pagarme una enorme cantidad de dinero. Si aceptara, me comportaría como un asesino, pues poco iba a durar en mis manos el pobre paciente.

La semana pasada sufrimos un apagón. ¿Quién estaba al mando de la Red que falló tan lastimosamente? Todos deberíamos suponer que un cualificado y experto técnico del ramo; pues no señor: han puesto a una señora que, según tengo entendido, es abogada; eso sí, cobra más de medio millón de euros al año. Pues la muy… (ponga cada cuál el calificativo que le merezca esta señora) ¡ha aceptado operar a corazón abierto! Resultado, se cargó el invento. ¿Y qué otra cosa cabía esperar?

Si tal barbaridad fuera un caso aislado, con ser terrible, sólo merecería fulminar al Presidente del Gobierno que obrara de modo tan miserable y esperar que el siguiente tuviera un poco más de decencia.

Pero resulta que es una costumbre en él. A una señora que no ha dado un palo al agua en su vida, la nombró nada menos que Ministra de Trabajo. A un filósofo, le puso al frente de la Sanidad, precisamente cuando el virus atacó. Resultado: uno de los países del globo con peores resultados, quiero decir, con más muertos por cien mil habitantes. A pesar de todo, este tunante gobierna Cataluña actualmente. O sea, que le han votado una buena cantidad de insensatos. Mi primo, el de la Farmacia, que, como sabéis, es Licenciado en Derecho, me ha asegurado que, con la Ley en la mano, unos cuantos de estos sinvergüenzas deberían estar entre rejas… y no salir en mucho tiempo, por culpables evidentes de homicidio.

A una señora, Juez de profesión, ¡la nombra Ministra de Defensa!

A otro Juez, lo hace ¡Ministro del Interior!

Y  nos os perdáis la recua de incompetentes que ha incorporado al Gobierno. Incluso, podríamos plantearnos la cuestión al revés: ¿Tenemos algún Ministro realmente cualificado para desempeñar razonablemente su cargo?

Cuatro conclusiones se me ocurren a partir de todo lo anterior: ¿Cómo puede haber aceptado esta gente unas Carteras, para las que, ni de lejos, estaba capacitada?

Y, en consecuencia, ¿qué calificativo merecen? De nuevo, os dejo esa tarea a cada uno de vosotros. A mi padre no le gusta que diga palabrotas. Y como lo tengo ahora aquí delante…

Segunda cuestión: ¿cómo no va a ir de culo España, con semejante panda a los mandos?

En tercer lugar, Pedro Sánchez, será todo eso que estáis pensando…  y mucho más; pero, por muy idiota que fuera, tiene que saber perfectamente que con ese Gobierno, España se va a la mierda a velocidad creciente… como, efectivamente está sucediendo. Tenemos derecho a suponer, a partir de tan indigno proceder, que ese, exactamente es su propósito. Pues, por una vez ¡lo está cumpliendo a rajatabla!

Todavía queda una última conclusión: me consta que muchos de los presentes le habéis votado. Todos sabemos los resultados que dio el pueblo en las últimas Elecciones.

¿Os habéis detenido a pensar, siquiera un momento, de qué barbaridad habéis sido cómplices?

También sabemos que muchos de vosotros votasteis al PP. Pues tampoco os libráis, amigos.

¿Entendéis ahora por qué dije al principio que iba a dirigirme a los más idiotas de entre nosotros?”

Creo haber sido fiel, casi palabra por palabra, a cada una de las que pronunció nuestro reciente Ingeniero Agrónomo.

Pueden imaginar ustedes la algarabía con que fue recibido el audaz discurso.

A lo largo de los siguientes minutos, la confusión se apoderó del local.

Hasta que apareció nuestro muy esperado conferenciante. Enterado de la raíz del descomunal tumulto, tomó la palabra. Vuelvo a reproducirla, espero que fielmente:

– “Antes de entrar en el tema de hoy, y tras ofrecerles mis disculpas por este involuntario retraso, quisiera decir unas palabras, a modo de colofón al interesante debate que ha suscitado nuestro amigo.

Es del todo evidente que España está siendo, desde hace muchos años, víctima de una indecente estafa.

Allá cada cual con su modo de pensar; son ustedes, a título individual, muy dueños de proceder según la ideología que les venga en gana. Y de votar en consecuencia, faltaría más.

¡Pero estos sinvergüenzas, lo han puesto en primer lugar! Y no es ese su sitio.

Antes de votar, los ciudadanos debemos tener la seguridad de que las diversas opciones en  litigio, van a proceder, en el caso de resultar vencedoras, a partir de un  muy cualificado equipo Ministerial. De no ser así, ¿qué garantías podríamos tener de que sean capaces de cumplir, siquiera aproximadamente, cualquier programa? Deben, obligatoriamente, darnos, antes, a conocer la muy detallada biografía de cada uno de los miembros del posible futuro Gobierno. Y, naturalmente, hacernos saber, también, el programa, detalle a detalle, que pretenden desarrollar.

Entonces, y sólo entonces, ya sobre seguro ¡y no a ciegas, como hasta ahora! que cada ciudadano vote libremente la opción que crea más conveniente.

Repito, la votación, inexcusablemente, debe ir en segundo lugar.

Lo primero de todo, que se aclaren.

O, lisa y llanamente, esteramos- estamos, ¡vaya si estamos, repito!- siendo víctimas de una repugnante estafa”

Como lo oí, lo cuento.

Que cada uno  extraiga ahora sus propias conclusiones.

Y no saque una pobre opinión de sí mismo si llora demasiado; lo encuentro muy lógico y natural;  Mucho temo que yo voy a hacer ahora, exactamente eso.

Y es que, la cosa, no es para menos.

Y, como, encima, va a ir a más…

Pues eso

 

Elena Sánchez

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