Óscar Puente fue a por lana y acabó trasquilado.
El ministro de Transportes fue preguntado en el pleno del Senado por las prácticas laborales de su antecesor, José Luis Ábalos, a la hora de enchufar a sus ‘amigas especiales’ en empresas públicas dependientes del ministerio.
La senadora Ana Beltrán, del PP, se mostró contundente en la pregunta:
Señor Puente, Jésica, Claudia, Nicole, Andrea, señoritas de compañía elegidas por catálogo como mercancía para trabajar en su ministerio. ¿Considera usted lícito que todos los españoles tengamos que estar pagando los deseos sexuales de algunos socialistas?
La primera respuesta de Puente ya dejó ver que la política conservadora había dado en la diana ante el nerviosismo del titular de Transportes:
La verdad es que la pregunta dice si es práctica habitual del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible colocar a señoritas de compañía en empresas públicas. Tengo que decirle, señora Beltrán, que si yo le contestara en los términos en los que usted formula esta pregunta, esto seguramente acabaría como el rosario de la aurora. La pregunta es, tal y como está formulada, indecente. Mire, le voy a decir una cosa. ¿Sabe cuáles son los criterios generales habituales para contratar personal en el ministerio que hoy yo dirijo? Los de cualificación, capacidad y profesionalidad. Gracias a eso somos el primer país en infraestructuras de la Unión Europea y uno de los primeros países en infraestructuras del mundo. Gracias a la calidad de los trabajadores y trabajadoras del Ministerio de Transportes que yo dirijo.
Ana Beltrán fue con todo ante la contestación de Puente:
Señor ministro Puente, ¿cómo puede usted tener tan poca vergüenza? Pero si están de corrupción hasta arriba, hasta arriba y en su ministerio, ¿dónde más? Mire, señor ministro, en su comparecencia en la Comisión de Investigación del caso Delorne declaró que la contratación de Jessica Rodríguez por Ineco había sido correcta con los procedimientos habituales y por necesidades de la producción. Ineco se ha esforzado en demostrar que eso fue así, diciendo que esta señora había acudido a su puesto de trabajo Y que, además, presentaba informes diarios que ya nos los enseñará. Sin embargo, cuando Jesica Rodríguez fue a declarar como testigo al Tribunal Supremo, ella dijo que nunca había ido a su puesto de trabajo. Que no sabía ni dónde estaba. Y que nunca fue requerida para trabajo alguno. Es más, no sabía que Ineco era una empresa pública y ella creía que para acceder a una de ellas había que acceder por oposición. Pero es que, además, dijo que con leer y escribir era suficiente para ser contratada. Ahora hay que decidir a quién creemos. Si a Ineco, que el único requisito laboral que pide es saber leer y escribir para contratar. O a la señora Rodríguez, que ante el Tribunal Supremo se autoinculpó diciendo que no iba a trabajar.
Aseveró que ante la contradicción de testimonios, ella creía a pies juntillas la versión de Jésica:
Francamente, señor ministro, yo le creo a ella. Mire, Emfesa, Logitrail, Ineco, Tragasa, empresas públicas que han sido el escondite para las contrataciones de todas las amantes del señor Ábalos. Empresas públicas que han pagado sueldos y viajes oficiales durante muchos años. A Jésica Rodríguez, a Claudia Montes, a Andrea de la Torre. Con el único requisito laboral de tener una relación sexual con el ministro Ábalos para tenerlas contentas y a su servicio. Así como con las otras. Si les avergüenza esto, que sepan que lo han hecho los suyos. Los suyos lo han hecho. Miren, señorías. Señor ministro, todo esto es tan cutre, tan chusco, tan socialista, que avergüenza a cualquiera. Mire, señor ministro, ¿qué más necesita saber usted para iniciar ya de una vez, por todas, una investigación seria, rigurosa y que caiga quien caiga. Me gustaría que usted nos cuente y nos diga hoy y ahora quién le dijo a usted que la contratación de Jésica Rodríguez había sido correcta. Dígalo, sea valiente. Señor ministro, le pido que actúe, que depure responsabilidades y que diga la verdad.
El ministro socialista, plenamente desquiciado, fue a revolver en el pasado y a sacar casos similares en el Partido Popular e intentando desviar la cuestión que ahora se sustancia, la de los enchufes de Ábalos a sus ‘amiguitas’:
Mire, señora Beltrán, conmigo ustedes pinchan en hueso, porque es que yo no estoy dispuesto a ocultar ningún comportamiento de nadie, ni de encubrir ningún comportamiento de nadie. Comprenderá usted que yo era alcalde de Valladolid cuando estos hechos se produjeron, por tanto, ni tengo nada que ver con ellos, ni tengo nada que ocultar. ¿Qué es lo que he hecho yo? He hecho una auditoría, he hecho una investigación y he puesto la documentación. He puesto la documentación a disposición de la Fiscalía Anticorrupción, que es lo que no hacen ustedes Pero mire, es que esto de generalizar es muy malo, porque usted pretende relacionar este contrato concreto con una práctica habitual en las empresas públicas de este país. Entonces, ¿quiere que juguemos a eso? ¿Le suena a usted Emarsa, señoría? ¿Le suena? ¿Una empresa pública de Valencia? Sí, hombre, porque ahí se les fue la mano. No me diga que no sabe usted qué era de Emarsa.
Mire, Emarsa fue una orgía de enchufes en la que, además, se desviaron más de 23 millones de euros de fondos públicos. ¿Y saben qué se emplearon estos fondos públicos, estos 23 millones? Casas, viajes, comilonas y señoritas de compañía. ¿Sabe cómo se las hacía pasar a estas señoritas de compañía bajo el gobierno del Partido Popular de Valencia en Emarsa? Por traductoras, porque hablaban rumano. ¿Sabe usted? Sí, mire, el nepotismo desde luego es una lacra, pero es que ustedes no están para dar ejemplo. ¿Saben ustedes las prácticas contractuales que se han desarrollado durante años por ejemplo, en la Diputación de Ourense. ¿Quiere que hagamos una relación de todos los familiares, amigos, primos, vecinos, militantes del Partido Popular y cargos de Partido Popular que fueron contratados en la Diputación de Ourense y que hoy han consolidado su puesto? No están ustedes para hablar. Pero mire, que usted diga que esto es muy socialista, que el partido de los volquetes de putas hable de señoritas de compañía es un sarcasmo y un cinismo absolutamente insoportable, señora Beltrán.