Duro y a la cabeza.
Porque Santiago Abascal no se cortó un pelo: “Haga el favor de devolver el dinero que se ha llevado su mujer, el dinero que se ha llevado su hermano y, ya puestos, el que su partido se ha gastado en putas, coca y saunas”.
El líder de VOX se subió este miércoles 26 de marzo de 2025 a la tribuna del Congreso de los Diputados como si fuera el Cid Campeador, pero en vez de espada blandió palabras afiladas contra el marido de Begoña a quien etiquetó con sorna como “el número uno”.
De la mafia socialista, por supuesto.
El intercambio dialéctico, cargado de tensión y acusaciones mutuas, reflejó una vez más la profunda polarización que atraviesa la política española, con ambos líderes utilizando un lenguaje contundente para defender sus posturas y atacar al adversario.
El momento más crudo del debate llegó justo después después de que el amo del PSOE tildará al líder de VOX de «vendepatrias«, por no cargar contra los aranceles de Trump.
El insulto desató una réplica feroz por parte de Abascal, quien no dudó en responder con acusaciones personales y en un tono desafiante, que marcó la jornada.
La comparecencia de Sánchez tenía como objetivo principal explicar la posición del Gobierno Frankenstein respecto al incremento del gasto en defensa, en un contexto de rearme europeo y tensiones geopolíticas globales.
El socialista, sin dar datos y mintiendo como un cosaco o usando eufemismos para ocultar lo esencial, defendió la necesidad de fortalecer las capacidades de España y Europa, aunque intentó camuflar el término «rearme» para evitar controversias con sus socios de coalición, como Sumar o Bildu, que ademas de antiespañoles son anti OTAN.
Durante su intervención, Sánchez aprovechó para criticar a la oposición, especialmente a VOX, a quienes acusó de debilitar la soberanía nacional con su apoyo a políticas internacionales que, según él, perjudican los intereses españoles.
Fue en este contexto que Sánchez lanzó el calificativo de «vendepatrias» contra Abascal, en referencia a su supuesto respaldo a los aranceles impuestos por el presidente estadounidense Donald Trump, una postura que el líder socialista interpretó como una traición a los intereses económicos de España y Europa.
Abascal, lejos de amilanarse, subió a la tribuna con una respuesta que no dejó indiferente a nadie.
En un discurso cargado de vehemencia, el presidente de VOX exigió a Sánchez que «devuelva el dinero que se ha llevado su mujer, el dinero que se ha llevado su hermano y, ya puestos, el que su partido se ha gastado en putas, coca y saunas».
Una acusación directa y feroz.
Abascal insistió en que España debe priorizar su soberanía y proteger sus fronteras, en lugar de someterse a lo que calificó como una «alianza débil» con la Unión Europea, a la que acusó de beneficiar a potencias como China.
El intercambio no se limitó a este cruce de acusaciones.
Abascal también criticó la gestión de Sánchez en materia de defensa, afirmando que el aumento del gasto militar propuesto por el Gobierno socialcomunista no responde a las necesidades reales de España, como la protección de Ceuta y Melilla frente a la «inmigración islámica«, sino a intereses extranjeros.
En su habitual estilo combativo, tachó al Ejecutivo socialcomunista de «teatrillo» y lo acusó de despilfarrar recursos públicos mientras ignora las prioridades nacionales