La dobla moral y el feminismo de doble filo

La Universidad Complutense abre un protocolo contra Monedero por acoso sexual a una alumna

Las denuncias, el silencio sospechoso de la izquierda y la complicidad de los periodistas progres

Iglesias, Errejón, Monedero y el vicio en Podemos
Iglesias, Errejón, Monedero y el vicio en Podemos. PD

Son unos guarros de tomo y lomo.

Sin escrúpulos y lo que es peor, yendo por el mundo repartiendo certificados de buena conducta.

La noticia saltó como un petardo en plena siesta: la Universidad Complutense de Madrid investiga a Juan Carlos Monedero, fundador de Podemos, por una denuncia de acoso sexual presentada por una alumna.

El caso, destapado el 20 de febrero de 2025 por medios como ABC, Okdiario y Periodista Digital, ha activado un protocolo interno confidencial para esclarecer los hechos.

Pero esto no es un incidente aislado.

Hablamos de un historial que lleva años susurrándose en pasillos y redes sociales, con el relato en Twitter de Fernanda Freire como antecedente estrella y un compadreo con Pablo Iglesias que huele a chamusquina.

¿Estamos ante una jugada de Sumar contra Podemos, al estilo de lo que Podemos hizo con Íñigo Errejón?

Y, sobre todo, ¿por qué la Brunete Pedrete sanchista y las feministas progres callan como en misa? Vamos por partes.

Un protocolo en marcha: la Complutense se pone seria

La Complutense no ha perdido el tiempo.

Según El Mundo, la Unidad de Igualdad abrió un expediente tras la denuncia de una alumna contra Monedero, profesor en la Facultad de Ciencias Políticas.

Los detalles son escasos, el proceso es confidencial y la universidad guarda silencio.

Pero el hecho de que se haya iniciado este protocolo ya dice mucho: no es un rumor, es una acusación formal. Y no estamos hablando de un don nadie, sino de una figura pública con un pasado político sonado.

Antecedentes: no es la primera vez que suena su nombre

Esto no pilla a nadie desprevenido.

Allá por 2019, Fernanda Freire, exalumna de Monedero, soltó la bomba en Twitter.

En un hilo que se hizo viral, narró un encuentro en el bar La Huelga, en Lavapiés, donde Monedero le puso la mano en la cintura y Pablo Iglesias la acorraló con frases de galán de barrio.

“Recuerdo la mano de Monedero en mi cintura cuando volvía de la barra con una copa. Al parecer el hombre es muy tocón en general”, escribió Freire.

No se quedó corta: también acusó a Iglesias de invitarla al baño con un “te espero ahí” que suena a todo menos a inocente.

Ella no se consideró víctima, pero señaló la hipocresía de dos tipos que se vendían como feministas.

El relato no quedó en anécdota. En 2022, carteles en la Complutense señalaron a Monedero como acosador, con frases como “Todos hemos tenido nuestras aventuras con alumnas” atribuidas al chavista.

Periodista Digital lo recogió entonces, y el runrún no ha parado desde entonces.

Las últimas denuncias: el cerco se estrecha

El escándalo ha explotado esta semana con nuevas acusaciones.

ABC publicó el 19 de febrero un audio de Sergio Gregori, excolaborador de Iglesias en Canal Red, donde describe a Monedero como un “baboso que babosea chavalas de forma sistemática”.

Habló de episodios “muy fuertes” que “suenan a agresión sexual”, aunque sin dar nombres concretos.

A esto se suma Laura Sánchez Caldentey, exeurodiputada de Podemos, quien en redes sociales lo acusó de empotrarla contra una pared en un cierre de campaña y repetir el numerito con otra compañera.

“Está salido”, sentenció.

El Mundo añade más leña: Podemos recibió dos denuncias por escrito en septiembre de 2023 contra Monedero por violencia sexual.

La dirección, con Ione Belarra al frente, asegura que lo apartó de actividades al saberlo.

Pero Raquel Ogando, exmilitante, contradice esa versión en ABC: “Mujeres del partido lo denunciaron internamente”, y apunta que Iglesias y Irene Montero estaban al tanto mucho antes.

El compadreo con Iglesias: una amistad bajo lupa

No se puede hablar de Monedero sin mencionar a Pablo Iglesias. Son uña y carne desde los días de la Complutense, cuando compartían aulas, copas y el germen de Podemos.

El relato de Freire los pinta como compinches en esa noche de 2010, con Iglesias jugando al seductor mientras Monedero ponía las manos donde no debía.

Gregori también vincula a Iglesias al escándalo, sugiriendo que sabía de los “cadáveres en el armario” de su amigo y calló.

¿Es casualidad que esto estalle ahora?

Algunos ven un paralelismo con el caso Errejón.

Cuando Podemos quiso quitarse de encima al exnúmero dos, acusado de maltrato, las denuncias se airearon con precisión quirúrgica.

Hoy, con Sumar y Podemos en guerra abierta por el espacio de la izquierda, el timing levanta sospechas.

¿Está Sumar, con Yolanda Díaz al mando, usando estas acusaciones para hundir a sus rivales? No hay pruebas, pero el olor a vendetta política está en el aire.

El silencio de la izquierda: la Brunete Pedrete mira para otro lado

Aquí viene lo más jugoso: el mutismo atronador de los medios de izquierda y la Brunete Pedrete sanchista.

Mientras ABC, El Mundo y Okdiario destapan el caso, El País, La Sexta o Público —donde Monedero colabora— no han dicho ni mu.

Periodista Digital lo tiene claro: “Han pasado más de 48 horas y solo hay silencio en los medios de la progresía”.

¿Dónde están las feministas que gritaban “Yo sí te creo” con Rocío Carrasco?

¿Y las progres que montan un circo por un piropo mal dado?

La respuesta es sencilla: Monedero es uno de los suyos.

Criticarlo sería reconocer que el feminismo de salón de Podemos tiene grietas.

Además, con Sánchez apoyándose en Sumar y no en Podemos, destapar este escándalo podría salpicar al Gobierno. Mejor barrerlo bajo la alfombra y seguir con el relato de la derecha machista.

Conclusión: ¿doble moral o estrategia política?

Monedero está en el ojo del huracán.

La Complutense investiga, las denuncias se acumulan y su pecaminosa proclividad a meter mano a alumnas y subalternas ya no es un secreto a voces, sino un caso abierto.

Su amistad con Iglesias lo complica todo, y no descarto que Sumar esté moviendo hilos para sacar rédito político, igual que Podemos hizo con Errejón.

Pero lo que más chirría es el silencio de la izquierda. Los mismos que se rasgan las vestiduras por el patriarcado callan cuando el acusado lleva su bandera.

¿Moraleja?

En política, el feminismo es un arma que se carga o se guarda según convenga.

Y mientras la Brunete Pedrete juega al despiste, Monedero sigue en el banquillo.

Veremos si la Complutense aclara este lío o si todo queda en otra anécdota de la hipocresía patria.

Por ahora, saquen palomitas: esto promete.

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