FILTRACIONES QUE INCOMODAN AL GOBIERNO EN PLENA INVESTIGACIÓN DEL CASO KOLDO

La ridícula salida de la portavoz del PSOE para minimizar los whatsapps entre Sánchez y Ábalos: «Mi grupo de primos es más interesante»

Esther Peña califica de "muy grave" la publicación de mensajes privados del presidente pero descarta denunciar mientras evita señalar al exministro como posible filtrador

La portavoz de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, Esther Peña, protagonizó una de las ruedas de prensa más contradictorias que se recuerdan en la sede de Ferraz.

Tras la filtración de los mensajes privados entre Pedro Sánchez y José Luis Ábalos, de la que este 13 de mayo de 2025 hemos conocido una tercera remesa, la dirigente socialista intentó restar importancia al contenido de las conversaciones con una salida que ha provocado todo tipo de comentarios: «Mi grupo de primos es más interesante y más animado que las filtraciones y los mensajes que hemos podido ver».

Una declaración que contrasta frontalmente con la gravedad que la propia Peña atribuyó al hecho minutos antes, cuando calificó la filtración como «muy grave» por vulnerar «el derecho a la privacidad de las comunicaciones» del presidente del Gobierno. Esta bipolaridad discursiva ha dejado en evidencia el nerviosismo que recorre las filas socialistas ante unas revelaciones que muestran una cara poco conocida de Pedro Sánchez.

El contenido de los mensajes

Los whatsapps publicados por ‘El Mundo’ durante los últimos días revelan conversaciones entre el presidente del Gobierno y quien fuera su mano derecha en el partido y ministro de Transportes hasta julio de 2021. En estos mensajes, que datan de los años 2020, 2021, 2022 y 2023, Sánchez se refería a algunos barones socialistas como «hipócritas» y «petardos», ordenando a Ábalos que les dijera que dejaran «de tocar los cojones».

Entre los aludidos se encontraban dirigentes territoriales como Javier Lambán o Emiliano García-Page, conocidos por sus posiciones críticas con la dirección federal del partido. Además, las filtraciones revelan que, tras cuatro meses sin comunicación después del cese de Ábalos, Sánchez retomó el contacto el 6 de noviembre de 2021 con un mensaje de apoyo: «Buenos días, José Luis. Hace tiempo que no hablamos. Te escribo para trasladarte mi solidaridad ante los infundios que, por desgracia, estamos viendo en los medios. Un abrazo. Pedro».

La contradictoria posición del PSOE

Lo más llamativo de la comparecencia de Esther Peña fue la evidente contradicción en su discurso. Por un lado, calificó la filtración como un hecho «muy grave» que atenta contra la privacidad del presidente. Por otro, intentó quitar hierro al asunto asegurando que «no hay nada relevante» en esos mensajes y que ni siquiera habían dedicado «ni un segundo, ni una palabra» a comentarlos en la reunión de la Ejecutiva Federal celebrada ese mismo lunes.

Esta estrategia de minimización quedó en evidencia cuando la portavoz afirmó que el grupo de WhatsApp que mantiene con sus primos «es más interesante y animado» que los mensajes filtrados entre el presidente del Gobierno y su exnúmero tres. Una comparación que buscaba restar importancia al contenido, pero que ha sido ampliamente criticada por trivializar un asunto que ella misma había calificado previamente como grave.

La negativa a denunciar

Otro de los aspectos más controvertidos de la posición socialista es su negativa a presentar una denuncia formal por la filtración. A pesar de considerar que se ha vulnerado un derecho fundamental como es la privacidad de las comunicaciones, Peña anunció que «en principio» no está previsto que tomen «ninguna medida en sede judicial».

Fuentes del partido han señalado que «por el momento» no van a denunciar, aunque no descartan hacerlo más adelante. Esta actitud contrasta con la adoptada en casos similares, como cuando la pareja de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, denunció la filtración de sus mensajes con su abogado, que actualmente están siendo investigados por la justicia.

¿Quién filtró los mensajes?

La gran incógnita que sobrevuela este caso es el origen de las filtraciones. El PSOE ha evitado señalar directamente a José Luis Ábalos como posible responsable, a pesar de que algunos dirigentes socialistas, como Emiliano García-Page, han apuntado en esa dirección.

Cuando fue preguntada sobre si consideraba que el propio Ábalos podría estar detrás de las filtraciones, Peña esquivó la cuestión y se limitó a preguntarse: «¿Cómo es posible que unas conversaciones que están en el juzgado aparezcan en un medio de comunicación?». Esta referencia al juzgado alude al hecho de que los mensajes podrían haber sido extraídos de los discos duros incautados a Koldo García, asesor de Ábalos, en el marco de la investigación del conocido como «caso Koldo».

Por su parte, Ábalos ha sugerido que las filtraciones podrían proceder de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, algo que ha sido rechazado frontalmente por los investigadores. Según fuentes policiales citadas por La Razón, estos mensajes no aparecerían en ningún informe de la causa porque no tienen relación con los hechos que se instruyen.

Las cuatro teorías sobre el origen de la filtración

En Moncloa se barajan cuatro posibles fuentes de la filtración: el Tribunal Supremo, la UCO de la Guardia Civil, Koldo García o el propio José Luis Ábalos. Se ha descartado que los mensajes procedan del Supremo, mientras que la UCO ha sido señalada, lo que ha llevado al Gobierno a solicitar investigaciones internas.

Koldo García ha negado cualquier implicación y ha señalado a la UCO como responsable. Mientras tanto, Ábalos ni confirma ni desmiente su posible participación en la filtración, lo que alimenta las sospechas sobre su papel en este asunto.

El exministro ha asegurado a ‘El Periódico‘ que los agentes tienen los mensajes suyos con Pedro Sánchez porque estaban en dos discos duros que fueron incautados a Koldo García, quien los tenía guardados porque pensaba escribir sus memorias.

Las consecuencias políticas

El PSOE ha intentado enmarcar estas filtraciones dentro de una supuesta estrategia orquestada por la derecha para desestabilizar al Gobierno. Esther Peña llegó a recordar la frase del expresidente José María Aznar, «quien pueda hacer que haga», pronunciada en unas jornadas de FAES en 2024 durante el debate sobre la ley de amnistía.

La portavoz socialista ha augurado que la derecha «se llevará por delante lo que sea» con «tal de llegar a la Moncloa», aunque ha advertido que no lograrán que Sánchez dimita: «Si la estrategia para sacar a los socialistas pasa por la filtración de mensajes personales, que pierdan toda la esperanza».

Lo cierto es que estas filtraciones llegan en un momento delicado para el Gobierno, con la investigación del «caso Koldo» en pleno desarrollo y con un Pedro Sánchez que ya tuvo que hacer frente a otra crisis personal hace apenas un año, cuando anunció cinco días de reflexión tras conocerse la investigación a su esposa, Begoña Gómez.

El enigma de los discos duros

Uno de los aspectos más intrigantes de este caso es cómo llegaron estos mensajes a manos de quienes los han filtrado. Según ha explicado el propio Ábalos, los agentes tienen acceso a sus conversaciones con Pedro Sánchez porque estaban almacenadas en dos discos duros que fueron incautados a Koldo García durante los registros realizados en el marco de la investigación por presunta corrupción.

El exasesor de Ábalos habría guardado estos mensajes porque, según el exministro, «pensaba escribir sus memorias». Esta explicación plantea numerosos interrogantes sobre la relación entre Ábalos y su antiguo colaborador, así como sobre el tipo de información sensible que podría estar en manos de personas ajenas al núcleo de poder.

Mientras tanto, la UCO ha rechazado categóricamente ser el origen de las filtraciones, señalando que estos mensajes no tienen relación con la investigación del «caso Koldo» y, por tanto, no figurarían en ningún informe policial. Este desmentido deja abierta la posibilidad de que la filtración provenga del entorno más cercano a los protagonistas de las conversaciones.

Un caso sin precedentes

La filtración de conversaciones privadas entre un presidente del Gobierno en ejercicio y uno de sus colaboradores más estrechos supone un caso sin precedentes en la política española reciente. Aunque el contenido de los mensajes no revela información comprometedora desde el punto de vista judicial, sí muestra una faceta más humana y menos institucional de Pedro Sánchez, con comentarios despectivos hacia algunos de sus compañeros de partido.

Lo más curioso del caso es que, a pesar de la gravedad que el PSOE atribuye a la vulneración de la privacidad del presidente, no parece tener intención de emprender acciones legales para esclarecer el origen de las filtraciones. Esta aparente contradicción ha sido interpretada por algunos analistas como un intento de evitar que el caso adquiera mayor relevancia mediática o que se puedan producir nuevas filtraciones aún más comprometedoras.

Por ahora, el misterio sobre quién filtró los whatsapps entre Sánchez y Ábalos sigue sin resolverse, mientras el PSOE intenta pasar página con una estrategia que combina la indignación por la vulneración de la privacidad con la trivialización del contenido de los mensajes. Una estrategia que, a juzgar por la repercusión mediática del caso, no parece estar dando los resultados esperados.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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