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Madrid esconde auténticos tesoros gastronómicos que te transportarán al pasado. Hablamos de los restaurantes centenarios, establecimientos con más de 100 años de historia que mantienen viva la tradición culinaria del Siglo de Oro español. La Asociación de Tabernas y Restaurantes Centenarios de Madrid (RCM), fundada en 2008, agrupa a 15 de estos locales históricos. Estos establecimientos no son solo restaurantes, son guardianes de la cultura y la gastronomía madrileña.

De tabernas a iconos gastronómicos

Las antiguas tabernas, posadas y fondas han evolucionado hasta convertirse en restaurantes de renombre. Sin embargo, mantienen el espíritu de antaño en sus platos «de toda la vida». El cocido madrileño y los callos son solo algunos ejemplos de la rica herencia culinaria que podrás degustar bajo sus techos centenarios.

Historia entre fogones

Estos restaurantes no solo ofrecen comida excepcional, sino que también son testigos de la historia de Madrid. Sus paredes guardan leyendas y anécdotas que los convierten en paradas obligatorias tanto para turistas como para madrileños curiosos por conocer su propia historia.

Protección del patrimonio gastronómico

El Ayuntamiento de Madrid ha reconocido el valor de estos establecimientos, declarándolos Espacios Culturales y Turísticos de Interés General. Esta medida busca preservar no solo la historia de la gastronomía, sino también el patrimonio cultural de la ciudad.

La labor de la Asociación RCM

Alfonso Delgado, presidente de la Asociación RCM desde 2010, explica: «Nos definimos como establecimientos emblemáticos que perpetúan unas recetas que han dejado huella de generación tras generación». La asociación trabaja para defender a sus miembros y destacar su valor único dentro y fuera de Madrid.

Un público diverso

Estos restaurantes atraen a una clientela variada.

Según Delgado: «El cliente que viene a visitarnos es muy plural, tanto madrileños como de otras Comunidades Autónomas, enamorándose de Madrid al conocer estas tabernas y restaurantes tan diferenciadores. Y, por supuesto, el turismo internacional que se desplaza a la capital en busca de nuevas experiencias gastronómicas para descubrir su autenticidad».

Resurgimiento de la cocina tradicional

La cocina tradicional está experimentando un renacimiento.

«La personalidad de nuestra cocina tradicional ha tomado el relevo a la llamada ‘cocina fusión’, aumentando su valor y generando una mayor demanda a los guisos que se iban perdiendo de nuestras madres y abuelas», afirma Delgado.

Desafíos y compromiso

Mantener estos establecimientos históricos no es tarea fácil. Muchos están protegidos por Patrimonio Nacional, lo que limita las modificaciones que se pueden hacer. Sin embargo, el compromiso con la tradición y la calidad sigue siendo primordial.

Como concluye Delgado: «Es un continuo ejercicio de constancia e insistencia por hacer las cosas bien hechas, plasmando a la sociedad el trabajo de muchas generaciones».

Visitar estos restaurantes centenarios es más que una experiencia gastronómica; es un viaje en el tiempo que te permite saborear la historia de Madrid en cada bocado.

Te presentamos los cuatro restaurantes más antiguos de la capital, verdaderos guardianes de la cocina tradicional que han sobrevivido al paso del tiempo.

Posada de la Villa (1642): Del molino al horno asador

La Posada de la Villa comenzó como el único molino de harina de Madrid y se transformó en la primera posada de la Corte. Hoy es famosa por su cocido madrileño en puchero de barro y su cordero lechal asado en horno árabe.

Félix Colomo, su propietario, nos cuenta su secreto: «Trabajar con la ilusión y el cariño del primer día. No podemos bajar la guardia a modas y tendencias. Hay que ser fieles a nuestra tradición».

Casa Pedro (1702): De fonda a restaurante de renombre

Casa Pedro nació como una fonda en el «Camino de Francia». Se hizo famosa por sus vinos y asados, atrayendo a personalidades como el joven Rey Alfonso XIII.

Irene Guiñales, sexta generación al mando, afirma: «El éxito reside en mantener la calidad de la materia prima y el respeto a cada cliente. Mantenemos vivas las recetas de nuestros antecesores».

Botín (1725): El restaurante más antiguo del mundo

Botín, reconocido por el Libro Guinness de los Récords, ha sido testigo de la historia madrileña desde 1725. Ha acogido a artistas y escritores como Valle Inclán, Galdós y Hemingway.

Antonio González, actual propietario, explica: «No podemos caer en las banalidades de las modas. Todo un respeto por la conciencia y la personalidad de una historia heredada».

Taberna Antonio Sánchez (1787): Un museo vivo de la tauromaquia

La Taberna Antonio Sánchez es la taberna más antigua de Madrid sin reformar. Su decoración, que incluye retratos de toreros antiguos, se mantiene intacta desde su origen.

Óscar Priego, su propietario, destaca: «Trabajamos con el cariño de siempre para que las futuras generaciones disfruten de nuestra cocina, tal y como la hemos elaborado siempre».

Estos cuatro establecimientos son mucho más que restaurantes. Son museos vivos de la gastronomía madrileña, donde cada plato cuenta una historia y cada rincón guarda un secreto. Visitarlos es hacer un viaje en el tiempo a través de los sabores que han definido la capital durante siglos.