Estoy convencido de que si Ayuso fuera la presidenta del PP Sánchez ya no estaría en el gobierno. Lo que menos me importa es dónde estuviera, porque lo importante es que ya no podría seguir perjudicando a todos, aunque lo correcto sería que pagara por el daño hecho.
No se da esa circunstancia porque en el PP coinciden varios detalles. El primero, y acaso el más importante, es la envidia que despierta la presidenta de la Comunidad de Madrid a la clase política, tan llena de mamones y que por ello se ofenden con quienes no lo son. El segundo motivo es que el PP tiene miedo a ganar. Y el tercero es que es un partido machista. He de decir que los demás partidos, aunque presuman de feministas, también son. La diferencia es que en el PP a veces surgen mujeres alfa. De momento, hay dos muy populares, Cayetana AT y Ayuso, pero seguramente hay unas cuantas más, lo que ocurre es que el partido no les da muchas oportunidades. Ayuso se mereció el derecho a ser la presidenta del partido y Cayetana AT debería ser la portavoz. Pero hay otras, en tercera o cuarta fila, que también están demostrando que merecen protagonismo.
Lo que ocurre ahora es que Ayuso va a empezar a repartir mandobles. De los que duelen. Maroto ya sabe que le viene una querella cuyo resultado le va a doler, salvo que el tribunal que la vea tenga por costumbre columpiarse. Pero es que también la belarra -una de ellas quiero decir, la que da nombre a todas y todos- va a recibir la suya, y habrá que ver cómo se las arregla, porque los podemitas son inútiles para todo, excepto para hacer el ganso. El tribunal tendrá que armarse de paciencia con ella, pero espero que a cambio la escarmiente bien.