Las fechas relacionadas con la Semana Santa suelen invadirse de películas de romanos, tradición que empezó por la obvia ambientación de la época en relatos bíblicos, pero que acabó mezclándose para convertirse en la redifusión en bucle una vez al año de las Ben-Hur, Espartaco, Los diez mandamientos, etc…
Como clásico moderno del “cine de romanos”, ha ido pasándose los últimos años por las pantallas de televisión, por aquello de añadir repertorio, la magnífica Gladiator, que cumple ya nada más y nada menos que 25 años desde su estreno, con un Russell Crowe pletórico en lo físico y en lo profesional, película que aportó la grandeza del aroma a cine-epopeya clásico en cinemascope, y que supuso en su momento (al estilo de Sin perdón con el western), toda una revolución de un género que había caído en el ostracismo.
Un servidor tiende a no plegarse a las tradiciones cinematográficas que “obligan” a hablar de tal o cual película en tal o cual época vacacional, aunque en un “sí pero no”, esta Semana Santa, y ya que me lo ponen tan, tan a tiro, hagamos una excepción poniendo el foco en Gladiator II, segunda parte también de la mano de Ridley Scott, y protagonizada por Paul Mescal, con eficacia, aunque sin el carisma de Crowe.
La historia, basada (muy) libremente en personajes y hechos reales, no olvidemos que se trata de una película de acción y aventuras, no de un documental que pretenda la divulgación, continúa las luchas de poder en la Antigua Roma, Dieciséis años después de la muerte de Marco Aurelio, en un gobierno de asfixiante tiranía por parte de los emperadores gemelos Geta y Caracalla, con el nieto de Aurelio, Lucio Vero, que vive bajo el seudónimo de Hanno en el reino norteafricano de Numidia. No hace falta ser muy perspicaz para ir imaginándose por dónde van a ir los derroteros del asunto…
Al megaproyecto de Scott no le falta épica ni tampoco nostalgia, con unos títulos de crédito que resumen la cinta originaria para no iniciados y la presencia de la sombra de Russell Crowe a modo de flashbacks de principio a fin, elemento que no llega uno a poder definir si le hace más bien o mal a esta segunda parte.
En lo técnico, como es de esperar, Gladiator II es excelente, muy cuidado en lo visual, con efectos y combates espectaculares, realistas sin necesidad de navegar en piscinas de sangre, aspecto que un servidor agradece, no por remilgo alguno, sino por el bien del buen gusto.
El reparto lo completan no sólo Connie Nielsen repitiendo 25 años después en el papel de Lucilla o del veterano Derek Jacobi como Gracco en idéntico caso, sino las incorporaciones lustrosas de Pedro Pascal, uno de los actores del momento, como el general Acacius y de Denzel Washington como Macrinus.
Si el cuerpo les pide una de romanos que se precie, pero se saben de memoria las de fiestas de guardar, no resulta mala opción la de optar por esta cinta manufacturada sin ánimo de sorprender, pero impecable, que Ridley Scott, bien entrado en los ochenta años (tiene 86), se saca de la chistera con sorprendente lucidez.
Dirección: Ridley Scott. Año: 2024. País: Reino Unido. Duración: 148 min. Género: Acción. Aventuras. Drama. Antigua Roma. Cine épico. Esclavitud. Secuela. Intérpretes: Paul Mescal, Pedro Pascal, Denzel Washington, Connie Nielsen, Joseph Quinn, Fred Hechinger, Derek Jacobi, Peter Mensah, Lior Raz, Yuval Gonen, Alexander Karim, Tim McInnerny, Rory McCann, Matt Lucas, May Calamawy, Alec Utgoff, Lee Charles, Chi Lewis-Parry. Guion: David Scarpa. Música: Harry Gregson-Williams. Fotografía: John Mathieson. Productora: Coproducción Reino Unido-Estados Unidos; Scott Free Productions, Red Wagon Productions, Paramount Pictures. Distribuidora: Paramount Pictures.