Un respiro para las tecnológicas

Donald Trump exime a los teléfonos, chips y ordenadores de los aranceles recíprocos… incluida China

La medida busca beneficiar a marcas como Apple o Intel, tras el descalabro en Bolsa

Donald Trump y su teléfono movil
Donald Trump y su teléfono movil. PD

La guerra comercial entre Estados Unidos y China ha alcanzado un nuevo capítulo.

En un giro inesperado, la administración de Donald Trump ha anunciado que los smartphones, ordenadores y otros dispositivos electrónicos estarán exentos de los aranceles del 125% impuestos recientemente a las importaciones chinas. Esta decisión llega tras semanas de tensiones en los mercados globales y críticas tanto nacionales como internacionales.

El anuncio, realizado por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, ha generado un alivio significativo para gigantes tecnológicos como Apple, cuya producción depende en gran medida de fábricas en China.

Sin esta exención, los consumidores estadounidenses habrían enfrentado un aumento drástico en los precios de dispositivos esenciales como iPhones o portátiles.

Según estimaciones, el impacto podría haber elevado los precios en más del 20%, afectando no solo a las empresas sino también a millones de usuarios.

La decisión contrasta con el discurso previo de la administración Trump, que instaba a las empresas tecnológicas a trasladar su producción a Estados Unidos.

Sin embargo, como señalaron expertos industriales, esta transición no es viable a corto plazo debido a la falta de infraestructura y mano de obra capacitada en el país.

El contexto: una guerra comercial sin aliados claros

El conflicto comercial entre Estados Unidos y China no es nuevo. Desde su primera presidencia, Trump ha defendido su política proteccionista bajo el lema «America First». En esta ocasión, ha impuesto aranceles generalizados del 10% a todos los países, elevando la cifra al 125% específicamente para China. Esto responde, según la Casa Blanca, al desequilibrio comercial existente y las prácticas desleales del gigante asiático.

Sin embargo, esta estrategia ha alienado a numerosos aliados tradicionales de Estados Unidos. Países como Japón, Corea del Sur y Australia han expresado su preocupación por las medidas unilaterales de Washington. De hecho, algunos analistas señalan que esta postura podría estar empujando a estos aliados más cerca de China en busca de estabilidad económica.

La presión sobre los mercados

El impacto inicial de los aranceles fue devastador para los mercados globales. Las acciones tecnológicas se desplomaron tras el anuncio inicial, con Apple perdiendo más de 640.000 millones de dólares en valor bursátil en tan solo una semana. Este golpe financiero impulsó al gobierno estadounidense a reconsiderar su postura hacia ciertos sectores clave.

Además, el temor a una recesión global creció cuando otros países afectados por los aranceles comenzaron a responder con medidas retaliatorias. Canadá y Europa han implementado sus propios aranceles contra productos estadounidenses, mientras que China aumentó sus tarifas sobre bienes estadounidenses al 125%, dificultando aún más las exportaciones norteamericanas.

¿Qué significa esto para China?

Aunque esta exención es vista como una victoria parcial para el sector tecnológico estadounidense, representa también un desafío estratégico para China. Pekín había apostado por una escalada controlada del conflicto comercial, pero ahora se enfrenta al aislamiento progresivo promovido por Trump. Aunque el gobierno chino mantiene que su economía puede resistir estos embates gracias a su capacidad manufacturera y vasto mercado interno, algunos indicadores económicos recientes sugieren lo contrario.

Por ejemplo, la inflación ha caído durante dos meses consecutivos, lo que apunta hacia un posible escenario deflacionario. A esto se suma un creciente desempleo urbano que amenaza con erosionar la estabilidad social del país.

Críticas internas y dilemas políticos

En Estados Unidos, la decisión de eximir a los dispositivos electrónicos no ha estado exenta de polémica. Legisladores demócratas han acusado al presidente Trump de beneficiar desproporcionadamente a grandes corporaciones como Apple mientras las familias trabajadoras enfrentan mayores costos en otros bienes básicos afectados por los aranceles.

«Es evidente que estas exenciones responden más a intereses corporativos que al bienestar general,» comentó el senador Chris Murphy. Por su parte, otros críticos argumentan que esta política refuerza la dependencia estadounidense hacia productos fabricados en China en lugar de fomentar una verdadera independencia industrial.

El futuro incierto del comercio global

A pesar del respiro temporal que estas exenciones representan para ciertos sectores económicos, la situación general sigue siendo incierta. Con aranceles todavía vigentes sobre miles de productos chinos y una relación bilateral cada vez más tensa, parece poco probable que este conflicto encuentre una resolución rápida.

Además, el enfoque proteccionista del gobierno estadounidense podría obstaculizar oportunidades para construir alianzas estratégicas frente al ascenso económico y político de China. Según analistas internacionales, una coalición sólida entre países aliados sería esencial para equilibrar el poderío comercial chino sin recurrir exclusivamente al proteccionismo.

En resumen, aunque las medidas recientes ofrecen alivio parcial para consumidores y empresas tecnológicas en Estados Unidos, dejan muchas preguntas abiertas sobre la dirección futura del comercio global. ¿Será esta exención un paso hacia la reconciliación económica o simplemente una táctica temporal en una guerra comercial sin fin? Solo el tiempo lo dirá.

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