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Nueva escalada en la guerra abierta por el futuro de la inteligencia artificial

Sam Altman (OpenAI) desata la tormenta: “Elon Musk es un idiota, no es el estilo que quiero para mí”

El CEO de OpenAI lanza duras críticas contra Elon Musk y reaviva una rivalidad que ya afecta a todo el sector tecnológico

Manuel Trujillo 23 Abr 2025 - 01:40 CET
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La inteligencia artificial no solo revoluciona industrias, también calienta los ánimos entre quienes la lideran.

Sam Altman, consejero delegado de OpenAI, ha dado un golpe sobre la mesa al calificar abiertamente a Elon Musk de “idiota” y asegurar que su estilo “no es el que quiero para mí”.

No es una salida de tono cualquiera: estas declaraciones son el último episodio de una batalla personal y empresarial que sacude Silicon Valley y redefine las alianzas en el mundo de la inteligencia artificial.

La fricción viene de lejos, pero en los últimos meses se ha vuelto imposible de ignorar.

Musk, fundador de X (antes Twitter), y Altman, cerebro tras ChatGPT, pasaron de ser socios a rivales acérrimos. El detonante más reciente: una oferta de compra por parte de Musk a OpenAI valorada en casi 100.000 millones de dólares, rechazada con ironía por Altman: “No, gracias, pero te compramos Twitter por 9.740 millones si quieres”.

El tono jocoso esconde una tensión real: ambos luchan por liderar el desarrollo (y el control) de la inteligencia artificial global.

De socios a enemigos: una ruptura con historia

Ambos fundaron OpenAI en 2015 con la ambición común de desarrollar IA beneficiosa para la humanidad. Pero las visiones pronto chocaron. Musk abandonó OpenAI en 2019 tras fracasar en su intento de fusionarla con Tesla y orientarla hacia fines más lucrativos. Desde entonces, OpenAI evolucionó hacia un modelo híbrido, captando inversiones millonarias (incluidas las de Microsoft), mientras Musk se convertía en uno de los críticos más duros del rumbo comercial y ético tomado por Altman y compañía.

La ruptura se agravó este año cuando Musk demandó a OpenAI, acusándola de actuar “de mala fe para frenar” su propio avance e intentar “apoderarse del control” sobre las principales innovaciones en IA. La respuesta no se hizo esperar: OpenAI presentó una contrademanda y publicó mensajes directos acusando a Musk de intentar controlar la organización para beneficio personal. Según Altman, Musk “nunca ha estado alineado con la misión”, sino que ha perseguido siempre sus propios intereses.

Redes sociales e inteligencia artificial: el nuevo campo de batalla

La rivalidad no se limita a los juzgados o los titulares incendiarios. Ambos compiten ahora por conquistar el espacio social digital impulsado por IA. Musk controla X, que ya integra su propio asistente basado en inteligencia artificial llamado Grok. OpenAI responde trabajando en su propia red social, elevando aún más la competencia con Meta (Facebook).

Este movimiento coloca a Altman y Musk en trayectorias convergentes: ambos quieren definir cómo interactuamos con la tecnología y quién gobierna los datos y algoritmos que moldearán el futuro digital. El pique personal alimenta un pulso estratégico que va mucho más allá del ego; lo que está en juego es quién fija las reglas del juego para todo el sector.

Un duelo mediático con efectos sistémicos

En un contexto donde cada decisión puede valer miles de millones y marcar tendencias globales, los encontronazos entre Altman y Musk impactan mucho más allá del cotilleo tecnológico.

Mientras tanto, otros gigantes como Meta observan atentos e intentan posicionarse con sus propias apuestas en inteligencia artificial aplicada al ámbito social.

¿Pelea personal o debate sobre el futuro tecnológico?

Más allá del espectáculo mediático —y algún que otro exabrupto—, lo cierto es que la pugna entre Altman y Musk refleja dilemas profundos sobre cómo debe desarrollarse y regularse la inteligencia artificial:

En palabras del propio equipo de OpenAI: “Elon es uno de los mayores emprendedores de nuestro tiempo. Pero estas payasadas son historia que se repite”. Lo cierto es que ambos han marcado época —y probablemente lo seguirán haciendo— aunque sea a base de titulares afilados y desafíos empresariales que mantienen al mundo tecnológico pegado a sus pantallas.

Como suele ocurrir cuando dos egos colosales chocan, nadie sabe realmente quién ganará esta partida. Lo que sí está claro es que ninguno está dispuesto a ceder terreno. Y mientras tanto, los avances (y las polémicas) en inteligencia artificial siguen acelerándose al ritmo frenético marcado por sus protagonistas.

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