Los juguetes sexuales tienen una larga historia que se remonta a miles de años.
Aunque los modernos son muy diferentes de sus predecesores históricos, aún se pueden rastrear conexiones a objetos antiguos, como las cuentas anales, que eran utilizadas en civilizaciones antiguas para la estimulación sexual y se han convertido en un tipo de juguete sexual.
La variedad de diseños y formas ha evolucionado enormemente.
Desde la imitación realista de órganos sexuales hasta diseños elegantes y abstractos, los fabricantes se han vuelto creativos en la creación de productos que atraen a diferentes gustos y preferencias.
Algunos juguetes sexuales de alta gama están equipados con tecnología avanzada, como sensores de presión, conectividad Bluetooth y aplicaciones móviles que permiten un control remoto o incluso la sincronización con música o video para una experiencia más personalizada.
Aquí hay un resumen de su evolución, los tipos más comunes y algunas curiosidades:
- Antigüedad: Los juguetes sexuales tienen una presencia histórica significativa. Se han encontrado artefactos que datan de hace miles de años que sugieren que las civilizaciones antiguas ya experimentaban con objetos diseñados para el placer sexual.
- Siglo XIX: Durante esta época, se desarrollaron los primeros dispositivos eléctricos para tratar la «histeria femenina», un término médico obsoleto que se usaba como excusa para tratar la insatisfacción sexual de las mujeres. Estos dispositivos evolucionaron en lo que hoy conocemos como vibradores.
- Siglo XX: Con el tiempo, los materiales y diseños de los juguetes sexuales se volvieron más avanzados. Se introdujeron materiales como la silicona, lo que permitió una mayor comodidad y seguridad. A medida que las actitudes hacia la sexualidad cambiaron, los juguetes sexuales se volvieron más populares y accesibles.
- Siglo XXI: La tecnología ha tenido un gran impacto en la evolución de los juguetes sexuales. Hoy en día, existen juguetes sofisticados con funciones programables, aplicaciones móviles y conectividad a Internet. También se han desarrollado juguetes sexuales que se adaptan a diversas preferencias y orientaciones sexuales.
Los juguetes sexuales más comunes incluyen:
- Vibradores: Pueden utilizarse para estimular diversas zonas erógenas, como el clítoris, el punto G o el pene.
- Dildos: Simulan la forma y función de un pene y se utilizan para la penetración vaginal o anal.
- Bolas chinas o bolas Ben Wa: Diseñadas para fortalecer los músculos del suelo pélvico y proporcionar estimulación.
- Anillos para el pene: Se colocan en la base del pene para ayudar a mantener una erección más prolongada y aumentar el placer.
- Masturbadores: Tanto para hombres como para mujeres.

LA HISTORIA DEL VIBRADOR
El médico británico Joseph Mortimer Granville es considerado el padre del vibrador por haber inventado el primero de baterías en la década de 1880.
La meta era usarlo en el consultorio médico como una herramienta terapéutica para combatir lo que en la época victoriana se conocía como histeria femenina.
Previamente, el tratamiento era que los médicos acariciaran manualmente a la paciente hasta que alcanzara el orgasmo, que en el contexto de la época se le denominaba «paroxismo histérico» al considerar el deseo sexual femenino reprimido como una enfermedad.
A finales del siglo XIX, los «tratamientos» con vibradores eran uno de los servicios más populares ofrecidos en los balnearios de lujo en Europa y Estados Unidos.
La compañía estadounidense Hamilton Beach lanzó en 1902 el primer vibrador eléctrico para venta comercial, convirtiendo al vibrador en el sexto aparato doméstico en ser electrificado.
De hecho, el vibrador eléctrico llegó al mercado mucho antes que otros aparatos domésticos que hoy se consideran esenciales, por ejemplo: nueve años antes del aspirador y diez años antes de la plancha eléctrica.
Muchas compañías diseñaron sus propios modelos y las diversas versiones se anunciaban prominentemente como máquinas de masaje antiestrés en revistas y catálogos de costura y modas.
Una página del catálogo Sears de electrodomésticos de 1918 incluye un vibrador portátil con accesorios, anunciado como “muy útil y satisfactorio para el uso casero».
Aunque la mayoría de los vibradores estaban destinados a un público femenino, también se diseñaron algunos para uso masculino, incluyendo modelos en forma de cinturón, que se decía ayudaban a estimular la circulación, y vibradores internos para dar masaje y “descargar” la próstata.
La imagen y reputación de los vibradores cambió completamente a mediados del siglo XX por dos razones.
La primera fue que en 1952, la Asociación Americana de Psiquiatría declaró oficialmente que la histeria femenina no era una enfermedad legítima, sino un mito anticuado.
El segundo motivo fue que la popularidad del cine en general hizo que las películas pornográficas tuvieran más difusión, y varias de ellas mostraban actrices utilizando el vibrador como juguete sexual.
Los vibradores se vendían disfrazados de utensilios de terapia.
Cuando salió a la luz que el tratamiento para la histeria femenina era básicamente una sesión de masturbación (ya que la enfermedad no existía), y el cine porno demostró los hechos en pantalla grande, la gente empezó a ver a los vibradores como objetos de perversión sexual.
Esto causó que los vibradores desaparecieran de las revistas femeninas, catálogos y estantes de tiendas populares, como Sears Roebuck, donde se habían vendido por casi medio siglo.
En la actualidad el modo de compra más habitual es a través de los Sex shop. online, que hay muchos.
La sexóloga estadounidense Betty Dodson empezó a utilizar vibradores en sus talleres de salud sexual femenina a mediados de la década de 1970 y después de varios años los aparatos fueron reapareciendo en los estantes de tiendas fuera de los sex shops.
El uso del vibrador recibió otro impulso en 1986, cuando en medio de la crisis del sida, el Cirujano General de los Estados Unidos C. Everett Koop lo incluyó en una lista de prácticas de sexo seguro dentro de un paquete de información acerca del sida que se envió a 107 millones de familias estadounidenses.
Hoy en día se acepta generalmente que el uso de los vibradores no causan ningún efecto sexual negativo y que se pueden disfrutar en pareja como parte de una relación sexual sana.