Ylenia no dejó de tontear con el único propósito de dar celos a Labrador, a quien, palabras textuales, se la "sudaba" lo que hiciera la rubia.
El capítulo cinco de ‘Gandía Shore’ comenzó con más de lo mismo: sexo, obscenidades e inquietantes problemas con el alcohol. Pero terminó de manera abrupta y aterradora con una de las raciones de insultos más incómodas que hemos visto en mucho tiempo.
Resaca, reconciliación, sexo, excursiones, fiesta, bronca, este es el esquema básico de cualquier capítulo de ‘Gandía Shore’. El de MTV es un reality sin secretos. O aceptas el trato o se puede hacer insoportable. Además, cada episodio adolece de cierta arritmia en el montaje y suelen hacerse tediosos pero siempre justo antes del final, y cumpliendo con las reglas básicas del culebrón, es cuando sucede lo imposible, lo que te deja plantado y con una ansiedad inesperada por ver lo que ocurrirá dentro de siete días. Y es que, si entras en el juego, ya no hay salida.
El capítulo 5 emitido el 4 de noviembre de 2012, fue uno más del montón, aparentemente. Una semana antes, nos dejaron con la intriga de saber si Ylenia regresaría o no al programa. Al final se queda. Bien por el programa. Mal para ella. Y es que, lo ‘bonito’ que tuvo el episodio fue ver cómo funciona el cerebro de alguien que, por alguna razón, no para de boicotearse a sí misma. Lo suyo es de manual del perfecto becario de psicología.
Recordemos que la rubia volvió a discutir por enésima vez con su amado Labrador. De día, lo suyo parece la versión porno de una peli de Meg Ryan. Todo son bromitas, sexo salvaje, buen rollito. De noche, ‘La matanza de Texas’ se queda corta. ¿Qué es lo que cambia? El alcohol. Mejor dicho, el alcohol que ella consume. En el episodio 4, Ylenia se mosqueó porque Labrador se dedicó a airear detalles sexuales con sus compañeros y ella se puso hecha una furia. Otra vez él la mandó a la «mierda» y la joven se lo tomó muy a pecho. Hizo las maletas, llamó a sus padres y se largó de la casa.
Ya en el capítulo cinco la trama se solucionó en dos planos. Ylenia, se calmó (que es un eufemismo para decir que se le había pasado el ‘pedo’) escuchó las argumentaciones del resto del grupo y cuando Labrador le pidió que no se marchara, a la chica le faltó tiempo para irse con él absolutamente arrepentida. Obviamente hubo sexo (al día siguiente), aunque esta vez cambiaron de habitación para que no les viese Esteban pero eso sí, de censura, nada de nada.
Pero esta no fue la única resaca embarazosa del día: ‘Core’ no sabía dónde meterse. La morena le había montado un numerito de celos a Abraham (insisto que yo creo que este chico es gay y no porque no se acueste con ella, ni con ninguna. ¿El tiempo me dará la razón?). El chico no la soporta más y a ella le cuesta aceptarlo.
Lo mejor del capítulo, sin duda, llegó con el momento de los reproches. Y es que me pareció (y muchos se llevarán las manos a la cabeza al leer esto) bastante sensato el discurso que Esteban le dedicó a Ylenia y a Core. Con sus limitaciones verbales y sus latiguillos de barrio, los chavales reflexionaron sobre el problema que tienen estas dos con las copas de más. Y es que, ellas mismas reconocieron que, cuando beben se transforman, que no controlan sus actos y que sale lo peor de sí mismas cada noche. Y luego dicen que ‘GS’ no es educativo. Yo esa escena se la pondría a alumnos de la ESO para promover la vida monacal.
Otra novedad del cap.5 fue la visita que recibió ‘Clavelito’. El chico menos cachas de ‘Gandía Shore’ recibió a unos amigos que pusieron muy «húmedas» a las féminas de la casa. En especial uno de ellos, (hormonado hasta las orejas) con el que Ylenia no dejó de tontear con el único propósito de dar celos a Labrador, a quien, palabras textuales, se la «sudaba» lo que hiciera la rubia.
Tras una jornada de trabajo en el chiringuito playero, el jefe organizó una fiesta en un yate y los chicos lo dieron todo en la típica escena de exaltación de la amistad. El día siguiente fue especial. Era el cumpleaños de la benjamina del grupo Arantxa, quien cumplía 21 añitos.
Como la chica estaba dormida, Abraham y Esteban se fueron en la búsqueda del regalo ideal. Fue estupenda la escena en la que los chicos le comentaron a la dependienta:
Mire, buscamos un regalo para una chica de 21 años pero es un poco choni ¿sabe? Le gustan las cosas de leopardo y eso.
Al final, compraron unas gafas rosas, un bikini y un consolador.
Gata (la que no pinta nada ahí y que es otra que yo creo que, en realidad, es de la otra acera) quiso hacerle una fiesta sorpresa a Arantxa. Como ésta no sabía nada se puso histérica cuando creyó que no iban a salir esa noche. Ójala no lo hubiesen hecho.
Como esto es Gandía Shore, no podía faltar un stripper en una fiesta de cumpleaños. Un cachas disfrazado de policía se presentó en el chalet e hizo un desnudo integral ante una atónita Arantxa que decía:
Joder, es que me daba mucha vergüenza que los demás me vieran mientras que un tío me daba en la cara con la cola.
Luego se fueron todos de marcha y comenzó el infierno. Core, borracha, volvió al momento celos al ver que Abraham tonteaba con otras tías. La morena se puso a llorar, le pidó un abrazo a ‘Gata’ (quien estaba más pendiente de que no se le viese «todo» que de apoyar a su ‘amiga’).
Despechada, Core se puso a bailar con Labrador y en qué hora. A Ylenia comenzaron a salirle rayos de los ojos. Amanecía en las playas de Gandía cuando estalló el guerra. La rubia se puso en modo ‘atracción fatal’ y comenzó a insultar a Core de tal manera que estuve tentado a hacer zapping:
¡Puta, guarra! Hay que ser fea para que no te la meta ni Dios! Que nadie quiere follarte. Puta. Eres una cerda y una guarra. Te voy a dar. Cabrona. Cerda. Fea.
Los chicos detuvieron a Ylenia justo cuando iba a arrear a una Core que intentaba mantener la calma. De hecho, la morena no pudo estar más correcta y le pedía a su compañera que:
Cálmate, Ylenia, que vas muy pedo y no sabes lo que dices.
Y aquí terminó la cosa. Eso sí, en el adelanto de lo que ocurrirá la semana que viene nos han prometido que la escena empeora.
