Es el desnudo más raro e incómodo de ver que ha dado la revista ‘Interviú’ en años. Aran Aznar, la sobrina díscola del ex presidente del Gobierno, José María Aznar, no sólo se quita la ropa, sino que no escatima en críticas a su familia.
No sé si seré bien recibida en la próxima reunión familiar. No creo que este desnudo les haga mucha gracia
Este es uno de los titulares de la entrevista que Ana Aznar le ha concedido a la revista ‘Interviú’ en el número publicado el 18 de febrero de 2013. Tras ver el reportaje, es posible que realmente la mujer se gane el rechazo familiar.
La primera vez que se conoció que una sobrina del ex presidente del gobierno José María Aznar iba a salir desnuda para ‘Interviú’ fue el viernes 15 de febrero de 2013, en el ‘Deluxe’ Allí se mostró una de las fotos del reportaje y tanto los colaboradores como el presentador, Jorge Javier Vázquez, lo tacharon como «esperpento».
Tiene cara de culo. La postura, las tetas, todo está deforme
Una vez vistas, las instantáneas no pueden ser más raras. Completamente desnuda, aunque en una foto lleva ropa interior semi transparente, Aránzazu Aznar -Aran para su familia y sus amigos de la noche, donde trabaja de relaciones públicas-posa en tacones de vértigo en posturas imposibles.
En algunas imágenes aparece con más muslos que en otras, al igual que su cabeza, que cambia de dimensión según la página que mires.
Pero si algo demuestra que las fotos del posado son, como mínimo, ‘extrañas’ es cuando las comparas con las tres fotos familiares que muestra la revista, en las que Aran aznar aparece junto a su tío, su abuela y su prima Ana. En estas, la chica de la portada parece totalmente otra mujer, mucho más gruesa y demacrada. Ni el maquillaje hace tantos milagros.
Pero además de las fotos, lo jugoso del posado de Aran son sus declaraciones. para empezar, Aran Aznar- hija de Elvira -hermana de José María- habla de su profesión y de lo que va a suponer para su familia haberse desnudado ante toda España:
Trabajo en la noche, de relaciones públicas en varias discotecas muy conocidas, pero pocos saben quién es mi tío. Todo lo que soy y lo que tengo lo he conseguido por mi cuenta y riesgo. Ser la sobrina de Aznar no me ha traído ninguna ventaja y sí más de un inconveniente. Adoro a mi abuela Viri, me crié con ella. Mis padres se separaron cuando yo era chiquitina [por eso se quitó su primer apellido y dejó el Aznar] y mi abuela ha sido como mi madre. Tiene más de 80 años, pero está estupendísima, se va a merendar al Ritz con sus amigas, a la pelu, de tiendas… no sé qué haré cuando falte ella.
Según Interviú, la entrevista- Aran Aznar: «Mi tío es un cachondo y mi tía Ana es la que lleva los pantalones»– se realizó en un centro comercial de una zona privilegiada de Madrid, muy cerquita de casa de la abuela Viri, donde cada día de Reyes se reúne toda la familia Aznar. El pasado 6 de enero fue una de las últimas veces que coincidió con su tío José María y su tía Ana Botella:
Le vi en forma, muy bien. Solo fue un rato, comimos en plan bufé, nos dimos los regalos -este año, solo para los niños- y nos fuimos. Solo faltaron mi tío Manolo y mi primo José María porque su mujer estaba a punto de dar a luz
Sobre la casa de su abuela, dice tener muy buenos recuerdos infantiles:
Claro, yo era la mayor y todos mis primos venían los fines de semana para quedarse a dormir. Era la prima a la que todos querían. Montábamos unos líos increíbles por la noche y mi abuelo se ponía enfermo. A Anita le sacaba yo los dientes cuando se le movían, con el hilito, la manzana…
Pero a sus 38 años, Aran Aznar reconoce que llegado un momento, se salió del camino que le marcaban. ¿Por qué?:
Fue en la adolescencia; todo cambió. Yo era bastante conflictiva, una bala perdida que estaba todo el día en la calle y de fiesta. El resto de los primos eran todos muy formalitos, siguieron el canon de la familia: estudiar, sacarse una carrera, tener hijos, todo en orden… He dado muchos disgustos, pero no me arrepiento de nada. Llegaba a dormir a casa de mi abuela a las 10 de la mañana y ella me decía: «A la ducha y a planchar». Y yo cogía, me duchaba y me iba otra vez de fiesta. Cada vez que montaba una gorda me mandaban al despacho de mi tío José María para que me echara la bronca; la última, cuando dije que no quería estudiar. Él estaba de presidente de Castilla y León, pero tenía un despacho en Madrid.
Pero ¿cómo es realmente José María Aznar? Su sobrina le describe así:
Es un poco serio si te echa la bronca, pero es un cachondo mental, un bichero, un niñero. Está todo el día haciendo bromas. Es un niño más y un bromista cuando está en la mesa: para que nos riamos le puede poner los cuernos a mi abuela, se puede poner a jugar con la servilleta o darte un codazo para enseñarte la comida en la boca. Es un gamberro y conmigo ha sido muy generoso y cariñoso. Yo les quiero mucho a todos, aunque no sé si después de este posado me invitarán en Navidad.
No tengo nada malo que decir de él, sé que es una persona honesta, que a lo mejor podría haberme ayudado a conseguir algún trabajo… pero no se lo reprocho.Nunca ha enchufado a nadie de la familia. En eso es como mi tía Ana cuando llegó al Ayuntamiento de Madrid, nos dijo que no le pidiésemos nada. Lo entiendo, se la juegan…
El apellido me ha perjudicado para buscar trabajo.
Y si Aznar es el «cachondo», Ana Botella es la «mandona» según su sobrina:
Es la que lleva los pantalones en casa… el brazo serio de la familia.
Y sobre Ana Botella y su gestión en la tragedia del Madrid Arena, Aran Aznar aclara que:
Creo que mi tía no tiene la culpa en las muertes , sería injusto culparla, pero está claro que no se tenía que haber ido al día siguiente a un ‘spa’, tenía que haber guardado luto, eran niñas y es tu ciudad.
Sobre su prima Ana y su marido Alejandro Agag, la mujer confiesa que:
El braguetazo lo dio mi prima, sin duda. Yo los conocí cuando eran novios y Alejandro ya apuntaba que era una máquina.
Finalmente, la entrevista opina sobre el asunto de los sobres de Bárcenas que ha sacudido al Partido Popular:
Es una salvajada, al final van a estar todos pringados. No quiero hablar mal de nadie, pero cuando el río suena…