Se despide ante 2,6 millones de espectadores, un 15,8% de share

El decepcionante final de ‘El Barco’: ¿por qué Globomedia no sabe terminar sus series?

‘El Barco’ ha zarpado para siempre y lo ha hecho fiel a sus principios: mucha cursilería y un guión imposible. El final de la serie de Antena3 no ha sido tan catastrófico como el de ‘los Serrano’, pero sí que ha dejado a más de uno desconcertado.

Durante la noche del 21 de febrero de 2013, Twitter echaba humo con uno de los acontecimientos televisivos más importantes de la semana: el final de ‘El Barco’. Varios hashtags relacionados la serie se colocaron en la lista de Trendigs Topic. Fueron muchos, la mayoría, los comentarios de decepción sobre el desenlace de un producto que,desde su arranque, ha sido irregular. Y viendo lo visto, podría haber sido peor.

Reconozco que el piloto me dio esperanzas. Sí, ‘El barco’ era el ‘Internado en el mar. Sí, bebía hasta ahogarse de ‘Perdidos’. Sí, tenía todos los topicazos malolientes marca Globomedia (niña rubia repelente y chacha graciosa incluídas) pero ¿y qué? Al menos, era un intento (que ya es mucho) de acercarse a ese género tan maltratado en España como es la ciencia ficción.

Ya desde el primer capítulo, cuando el barco se enfrenta al fin del mundo en medio de una tormenta apocalíptica, se habló del final. ¿Cómo pudieron sobrevivir? ¿Sería todo un sueño? No era una pregunta peregrina. Aún no nos habíamos recuperado de la ‘pesadilla’ de la que despertaba Resines en el último capítulo de ‘Los Serrano’.

Al final no todo fue un sueño, pero casi mejor que lo hubiese sido. El adiós de Ulises, Ainhoa, Gamboa y compañía, ha resultado incoherente, de esos que no terminan no por darle al espectador la posibilidad de participar sino porque lo guionistas no sabían cómo resolver el entuerto.

Pero, repito, la palabra ‘decepción’ aquí sobra. No es que haya sido fiel a la serie ni mucho menos, pero sí que le he seguido la pista y he de decir que el último capítulo no ha sido más que una extensión más del conjunto. Tenía los mismos errores y virtudes que el resto.

No vamos a contar demasiado de la trama por aquellos que no lo han visto (pero ojo, sí que hay spoilers), pero el caso es que el capítulo comienza en plena crisis, con los ‘protas’ buenos atrincherados en una cabaña de la isla en la que se ha centrado la tercera temporada. Mientras, los malos tienen retenido a Burbuja en el barco con la intención de que les desvele (y a nosotros también) el contenido de la dichosa carpeta roja (Mcguffin estúpido donde los haya).

Los creadores de la serie han continuado con su máxima de primero las hormonas antes que la acción y por ello nos regalaron secuencias tan incongruentes como la de Blanca Suárez ( Ainhoa) hablando con su amiga sobre a qué chico elegir mientras que las están tiroteando, o aquella en la que, en plena persecución, Mario Casas confiesa lo mucho que va a luchar por su novia.

Los personajes han dicho adiós sin evolucionar apenas: todos hablando igual los unos que los otros, intercalando frases intensísimas con garruladas del tipo ‘caca-culo-pedo-pis’. Las escenas se eternizaban incluso las de mayor tensión (como la mejor de todas, cuando burbuja tenía que fingir no se tonto). Muchas preguntas han quedado sin contestar (cómo la de qué pasó con los que estaban en el hotel ese perdido en medio del mar, o qué pintaba el avión…) y casi todas las tramas han quedado excesivas e incoherentes.

Son estos fallos, no exclusivos del último capítulo, los que han hecho que la producción de Globomedia haya ido perdiendo adeptos. Ya no cuelan las mismas reglas de siempre.

Porque si por algo destacó el final de la serie de Antena3, fue por el abuso de una página cursi capaz de avergonzar a los protas de crepúsculo (la despedida entre Ulises y su amada vía walkie talkie era para darse de sartenazos )

Pero lo peor, lo más increíble, lo que provocó revisar una y otra vez el capítulo fueron los últimos 10 minutos. A Mario Casas le pegan cuatro tiros, a Burbuja se lo llevan secuestrado y ¡tachán! la magia de la elipsis. Un año después todos son felices.

Los malos se han ido quién sabe por qué, el científico que ahora es tonto, ha escapado del submarino (nadie sabe cómo) y Ulises (casas) no sabemos si está vivo o no pero aparece por allí, mirando al mar con cara de intenso y dándonos una charla sobre el poder del amor y de la vida. ¡Dios, y encima hay boda! Pero tranquilos, esto es Globomedia y tenía que poner la ‘puntilla final. ¿Cómo? Otro apocalipsis. «Está volviendo a pasar» exclama uno de los personajes principales a modo de epitafio. Sí señores, ha vuelto a pasar. Nos han vuelto a dar más de lo mismo.

 

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Autor

Sergio Espí

Sergio Espí, guionista y crítico de televisión de Periodista Digital, responsable de la sección 3segundos.

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