La excolaboradora de ‘Zapeando’ de LaSexta y actual presentadora de ‘Sígueme el rollo’ de Ten, Sara Escudero, ha posado desnuda para la revista ‘Primera Línea’, en un reportaje realizado por Torito, el colaborador que está a punto de dejar la TV por su inminente paternidad.
La humorista y presentadora de TV, ha posado como dios la trajo al mundo (pero sin mostrar realmente nada) para la edición de diciembre de 2016 de la revista ‘Primera Línea‘ para, según ella:
reivindicar lo que soy, con el cuerpo, la voz y al cara que me ha tococado
Y es queEscudero se define como una mujer con pocos prejuicios, a la que no le importa exhibir su normalidad delante de la cámara y apostar por el humor en todos los órdenes de la vida.
Pero Sara no solo se desnuda para la cámara de Joan Crisol. También lo hace, a corazón abierto, en la entrevista que le hace Torito, en la que desvela las razones por las que un día abandonó la carrera de Medicina para dedicarse a recorrer el mundo haciendo reír a la gente: «No tiene sentido regatear las emociones».
En ese torrente de sinceridad que supone su entrevista, Escudero también descubre cómo y por qué trabajó en ‘Zapeando’ y las razones que la llevaron a abandonar el programa, así como determinadas fases de su vida, hasta ahora desconocidas, como sus problemas familiares o sus relaciones con un mago que la estafó.
Sin embargo, tal y como recoge la revista, la parte más caliente de la entrevista, como es habitual en Torito, tiene que ver con el sexo. Y ahí Sara Escudero es muy fiel a sí misma:
«Le pongo mucho humor al sexo»
Además, Escudero se define como «normal» en la cama:
«Para mí la normalidad es vivir el sexo como lo que es».
Y afirma que su récord personal en una noche fue «dos horas haciendo el amor con mi chico en el sofá, un día que tuve hasta 14 orgasmos».
La cómica también dice preferir «la actitud» de un hombre más que su físico y desvela un secreto muy personal que tiene que ver con los placeres solitarios:
«Yo me doy unas duchas importantes que me hacen no tener la necesidad de tocarme. Es girar el cacharro de la ducha hacia el cuello y ya sé dónde está el punto».
