El Cristo del Otero, de Victorio Macho, el más alto de toda España

Por Carlos de Bustamante

(El Cristo del Otero en Palencia)

En los años que viví, por mi profesión militar, en Palencia, de los que ya en varias ocasiones les he hablado en estas páginas -y no repito para no resultarles pesado- tuve ocasión de ver con frecuencia la majestuosa estatua del Cristo del Otero, pero lo que no sabía es que es esta escultura del gran Victorio Macho el Cristo más alto de toda España y es ‘hermano’ del Redentor de Río de Janeiro. Así que me ha parecido curioso e interesante, igual que para mí, para ustedes nuestros lectores, que creo son la mayoría castellano-leoneses, por lo que voy a resumir el artículo de La Gaceta Regional que lo contaba hace unas semanas, pues, además, en este mes de abril se celebrará una famosa fiesta a sus pies, como ahora veremos.

Bajo su imponente figura -decía el artículo- , se encuentra una ermita que alberga un pequeño museo dedicado a su autor, Victorio Macho. En el horizonte de Palencia, en lo alto de una colina que domina la ciudad, se alza el majestuoso Cristo del Otero, una imponente escultura de 21 metros de altura que no solo es el Cristo más alto de España, sino también un símbolo de la identidad palentina. Su grandeza y su historia lo hermanan con el Cristo Redentor de Río de Janeiro, con quien comparte no solo su imponente presencia en lo alto de un monte, sino también su año de inauguración: 1931.

Obra del escultor palentino Victorio Macho, quien comenzó su construcción el 15 de junio de 1930. Fue inaugurado en febrero de 1931, apenas unos meses antes que su célebre «hermano» brasileño. Su diseño, de marcado estilo art decó con influencias modernistas, se aleja de la representación tradicional de los cristos y opta por un aspecto estilizado, con un rostro hierático y una mirada que parece bendecir la ciudad de Palencia desde las alturas.

La estructura del Cristo, de 392 toneladas de peso, fue construida en hormigón, lo que ha permitido su resistencia al paso del tiempo y a las inclemencias del clima castellano. A diferencia del Cristo Redentor, que mide 30 metros, el Cristo del Otero es más esbelto, pero su ubicación en lo alto de un cerro hace que parezca aún más imponente.

UN SANTUARIO BAJO SU SOMBRA

Bajo la imponente figura del Cristo del Otero, se encuentra una ermita que alberga un pequeño museo dedicado a su autor, Victorio Macho. Y es que el escultor quiso que su obra más emblemática también fuera su última morada, por lo que fue enterrado en este lugar tras su fallecimiento en 1966.

Pero este santuario no solo es un espacio de recogimiento y devoción, sino también un centro de interpretación, donde los visitantes pueden conocer más sobre la vida y obra del escultor, además de sobre el proceso de construcción del Cristo.

Nadie duda de que este monumento es uno de los que más visitas recibe en Castilla y León. Y, entre todas las fechas en las que abre sus puertas, llama especialmente la atención que, en la que más gente se congrega, coincide con la Romería de Santo Toribio, que se celebra el domingo más cercano al 16 de abril de cada año. Esto se debe a una leyenda relacionada con el santo al que festeja, ya que se dice que fue lapidado en las calles palentinas cuando llegó a predicar en contra de la herejía priscilianista -una doctrina promulgada por el obispo Prisciliano en el siglo IV-. Ante este recibimiento, el religioso, que resultó ileso, huyó y se escondió a los pies del cerro en el que ahora luce el Cristo del Otero.

He buscado en la red para ampliar información sobre esta romería, en la que recuerdo se repartía gratis pan y queso, y he encontrado muchos detalles: Cada año, desde hace siglos, el domingo más cercano al 16 de abril, Palencia celebra su Pedrea del Pan y el Quesillo. Esta tradicional costumbre tiene su punto álgido en el lanzamiento, desde el balcón de la ermita de Santo Toribio, de miles bolsas con pan y queso a los miles de asistentes que se dan cita en la romería. De ese modo, se recrea el apedreamiento que, según la leyenda, sufrió el santo, cuando llegó a Palencia para predicar contra la herejía priscilianista.

Dice la tradición que el santo fue lapidado y que debió buscar refugio en una oscura gruta enclavada a los pies del cerro del Otero (donde se emplaza ahora la escultura de Cristo más grande nuestro país). Días después, las fuertes lluvias causaron la crecida del río Carrión y la completa inundación de las calles de la ciudad, que los palentinos atribuyeron a un castigo divino. Atemorizados, renegaron de la herejía y rogaron al santo para que hiciera descender el caudal. Y así fue, el canal descendió y, en reconocimiento a su auxilio, Santo Toribio fue nombrado segundo patrono de la ciudad.

Con esta tradicional fiesta los palentinos conmemoran el arrepentimiento de sus antepasados y su abandono del priscilianismo. La romería, que fue declarada de Interés Turístico Regional en el año 2005, comienza con la procesión que la Peña de Santo Toribio emprende desde la Iglesia de San Ignacio y Santa Inés hasta el templo, donde se celebra cada año la misa.

En fin, me ha gustado rememorar aquellos años en que yo viví, cerca del Cristo del Otero, esta fiesta casi como un palentino más. Les recomiendo que se acerquen a verlo y de paso el mucho arte que la ciudad atesora.

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