Por José María Arévalo
(El vicario de la Delegación del Noroeste de la Prelatura del Opus Dei, don Ignacio Aparisi Laporta, portando el relicario en la celebración)
“La iglesia de las Angustias de Valladolid custodiará sangre del fundador del Opus Dei” titulaba el pasado día 19 de febrero uno de los diarios locales, concretamente el Diario de Valladolid, que es la edición local de El Mundo, y concretaba que “celebrará este sábado, 22 de febrero, a las 20 horas, la recepción e incensación de una reliquia ex sanguine de san Josemaría, cedida por la la Prelatura del Opus Dei, a petición expresa de la Junta de Hacienda de la Cofradía. El acto religioso continuará con la celebración de una eucaristía, que dará paso a una veneración”. Así que allá me fui, pues tengo devoción al que san Juan Pablo II llamó “el santo de lo ordinario” en el discurso que pronunció en la canonización de Escrivá de Balaguer, a la que tuve ocasión de asistir junto con mi mujer, Concha María – muy conocida porque fue directora del colegio Pinoalbar antes de fallecer, que en paz descanse-.
En realidad hay ya reliquias de san Josemaría en otras dos iglesias de Valladolid, en la también penitencial de Jesús Nazareno, junto al Ayuntamiento, y en la de San Quirce, en la que actualmente tiene su sede la cofradía de La Pasión, en este caso no sé si fue a petición de la cofradía o de las monjas que usan esa iglesia -o usaban, me suena que ya no están-. De la adquisición de estas dos reliquias no se dio noticia alguna, y en cambio esta de la cofradía de las Angustias ha salido varios días en la prensa local en un periódico nacional, La Razón.
Efectivamente, la iglesia penitencial recibió el sábado 22 de febrero, la reliquia ex sanguine de san Josemaría, proporcionada por la Prelatura a petición de la cofradía. «Siempre ha sido deseo de la Cofradía – explicaba el secretario de la cofradía, Alejandro Carrión Ferrero- que nuestro templo cuente con la reliquia de un hombre santo, que con su vida ha sido ejemplo para muchos cofrades y devotos, y que además tienen una especial vinculación con su persona y con la institución que fundó y presidió tantos años».
La sangre de san Josemaría, fundador del Opus Dei, quedará custodiada -informaba la prensa- en un relicario, realizado por el taller de orfebrería cordobés de Manuel Valera Pérez. Es una pieza original, en plata de ley, especialmente diseñada para la ocasión. En él se pueden observar detalles que aluden tanto al santo como a la Cofradía.
Así, el repositorio de forma octogonal recuerda a la planta de la capilla de Nuestra Señora de las Angustias. La pieza está rodeada por siete cristales de color azul Turquí que evocan los Siete Dolores de la Virgen, rematada en la parte superior por la Santa Cruz. Además, en la parte central se pueden observar ocho rosas, imagen de la Rosa de Rialp, gracia del Cielo, que san Josemaría siempre consideró recibida a través de la Virgen María.
El vicario de la Delegación del Noroeste de la Prelatura del Opus Dei, don Ignacio Aparisi Laporta -que ofició la Santa Misa en las Angustias-, desea que «con este culto se derramen muchas gracias para los fieles de la Cofradía y para cuantos veneren la reliquia». Asimismo, anima a todos los vallisoletanos a que acudan a la intercesión de san Josemaría y a la protección de Nuestra Señora de las Angustias, y recuerda que el fundador del Opus Dei tenía especial cariño a esta ciudad que visitó en más de 60 ocasiones.
LA IGLESIA DE LAS ANGUSTIAS
A finales del siglo XVI la cofradía se traslada a la iglesia actual, frente al antiguo Palacio del Almirante, sobre el que se levantó en el siglo XIX el Teatro Calderón. El arquitecto Juan de Nates proyectó una fachada inspirada en la Catedral y en modelos italianos, existiendo en las trazas ecos de Bramante. En el retablo mayor del presbiterio, escultura del Misterio de la Anunciación, obra de Francisco de Rincón, combinada, en su programa iconográfico, con las pinturas recientemente descubiertas de la Fe y la Caridad, además de la Fortaleza y la Prudencia.
Una de las capillas laterales es de mayor tamaño que el resto. Esta capilla, construida a principios del siglo XVIII, muestra un interesante espacio ochavado cubierto con cúpula y linterna, al que se abre otro espacio que sirve de camarín, donde se encuentra la imagen titular, Nuestra Señora de las Angustias, en madera policromada, obra del escultor Juan de Juni, de excepcional calidad y una de las obras más conocidas de su autor.