Por José María Arévalo
(Los Pilones en la Garganta, en el valle del Jerte)
Todos los años, en torno a la Semana Santa se ponen en flor los cerezos del valle del Jerte, en Cáceres, a los que se accede normalmente desde Plasencia, aprovechando para ver esta preciosa villa con su catedral. Yo fui con mi mujer Concha María hace ya unos veinte años, tres días para verlo todo despacio. Aunque los cerezos en flor del valle del Jerte son lo más conocido y por lo que la gente acude todos los años en masa en torno a Semana Santa, sin embargo esa zona tiene otra maravilla no menos importante, la Garganta de los Infiernos, de la que destacan sus bellísimos pilones. Y aunque para verlos hay que subir un buen trecho por montaña, mi mujer -que por aquellas fechas estaba recibiendo un tratamiento de quimioterapia que la tenía con pocas fuerzas- aguantó muy bien y conseguimos llegar a ver la zona de pilones más baja.
De la infinidad de rutas de senderismo en la naturaleza que tiene España, de todas ellas, existe una ruta que se ha posicionado como uno de los senderos más bonitos del mundo y que nadie se puede perder. Es esta de ‘La Garganta de los Infiernos’, toda una joya declarada como bien de interés cultural y que posee un increíble trayecto circular de 16 kilómetros, que no todos podemos terminar. Esta increíble ruta, en Cáceres (Extremadura) es toda una joya en España que en 1973 fue declarada bien de interés cultural. Para quienes buscan algo diferente en una ruta de senderismo este es el lugar idóneo. ‘La Garganta de los Infiernos’ posee un trayecto circular, para los más aventureros todo un reto. De hecho, completar este recorrido supone un tiempo de alrededor de seis horas.
Como muchas otras rutas, también tiene marcas blancas y amarillas para guiar a los senderistas a lo largo del recorrido. Su increíble camino puede iniciarse desde el pueblo de Jerte o desde el Centro de Interpretación de la Naturaleza de la Reserva Natural, que se encuentra situado entre las localidades de Jerte y Cabezuela del Valle. Allí, cada turista puede obtener la información necesaria sobre el recorrido y lo que verán en la zona. Además, esta preciosa ruta posee un bonito lugar para bañarse ubicado en la primera mitad del recorrido. El Puente del Sacristán alberga, también, un refugio de montaña. Entre los espacios más sorprendentes se encuentra el puente de Carlos V. Esta increíble infraestructura de piedra es de origen medieval y la misma que cruzó el propio emperador Carlos V durante su retirada al Monasterio de Yuste en 1556. Este puente cruza el arroyo de los Tres Cerros a 800 metros de altitud y da comienzo a la última subida que lleva a la Cuerda de los Lobos.
Una de las ventajas que posee esta ruta y que no todas tienen es que se puede realizar en cualquier época del año, aunque son muchos quienes recomiendan la primavera y el otoño como momentos ideales para disfrutar de los colores de la naturaleza y de un tiempo perfecto. Entre marzo y abril ya hemos dicho que el valle se cubre de blanco con la floración de los cerezos. Como cualquier día en la naturaleza, para realizar esta ruta se recomienda llevar abundante agua, algo de comida e incluso un tentempié para reponer fuerzas durante el camino. Para evitar perderse, también se aconseja seguir siempre las señales y llevar un teléfono móvil ante cualquier emergencia que pueda surgir. Además, se recomienda utilizar calzado adecuado y ropa cómoda para evitar rozaduras. Entre otros accesorios, los más preparados suelen llevar una gorra, crema solar y un chubasquero dependiendo de la época del año.
La Reserva natural Garganta de los infiernos está comprendida entre la vertiente noroeste de la Sierra de Tormantos, la vertiente suroeste de la Sierra de Gredos y el río Jerte. Situada en cabecera de la comarca del Valle del Jerte, es la puerta de entrada a la Comunidad Autónoma de Extremadura desde la provincia de Ávila. La reserva cuenta con abundantes saltos de agua, arroyos, cascadas, piscinas naturales y grandes pozas excavadas por la erosión circular del agua de los ríos. Los elevados índices de humedad contribuyen a su vez a potenciar una vegetación de gran valor ecológico con ecosistemas de bosque caducifolio, bosque de ribera, piornales serranos y pastizales alpinos. La fauna es autóctona y muy abundante, albergando varias especies en peligro de extinción. El clima ofrece notables contrastes en función de la altitud. En general las temperaturas no son extremas, abundando los inviernos moderadamente fríos y los veranos poco calurosos. Las precipitaciones de la zona oscilan entre 1500 y 2000 mm anuales, siendo frecuente en invierno la nieve en las cumbres serranas.
VEGETACIÓN
En la Garganta de los Infiernos, debido a la variación altitudinal que oscila entre los 600 y 2000 metros, encontramos una diversa vegetación: Bosques Caducifolios, con árboles como el roble, el espino, el madroño, el castaño o el cerezo. bosques de Ribera: la abundancia de cursos de agua, crea numerosas zonas húmedas de las que se aprovechan especies arbóreas como el aliso, el fresno y el sauce, y en menor cantidad, pero de gran importancia por su escasez, especies protegidas como el tejo, el acebo y el abedul; pastizales alpinos: en las cumbres se forman pastizales alpinos en los que se encuentra el Alphe, la Genciana, el brezo y el azafrán serrano; y piornales serranos un matorral adaptado a condiciones adversas, que crece en las zonas altas donde por temperatura o por composición del suelo, es difícil encontrar otra vegetación.
FAUNA
Dada la diversidad de pequeños microclimas por la diferencia de alturas de la reserva, las especies son numerosas y muy distintas entre sí: El gato montés, la gineta, la nutria, la cabra montés y el extraño desmán, un mamífero de costumbres acuáticas muy difícil de ver. Entre las aves, encontramos el mirlo, el arrendajo, la oropéndola, la abubilla y el rabilargo. Rapaces como el águila real, el buitre leonado, el búho real, el halcón peregrino, el milano, el gavilán, el azor, el halcón abejero y el águila ratonera. A destacar, aunque desafortunadamente cada vez más escasa, la cigüeña negra.