Por Carlos de Bustamante
(Imagen aérea del complejo de Vega Sicilia en su finca de Valbuena)
En Valladolid estamos orgullosos de que en nuestra tierra se produzca el que consideramos mejor vino, o uno de los mejores, del mundo, el Vega Sicilia, aunque tan caro que pocas veces podemos nosotros disfrutarlo. Así que me ha gustado la noticia de que Vega Sicilia prepara un proyecto millonario de ampliación, que proyecta un centro logístico para el almacenaje y distribución de vinos de todas sus bodegas, además de otras actividades, y prevé ampliar plantilla hasta casi duplicarla.
Efectivamente veo en la prensa local que Tempos Vega Sicilia prepara un ambicioso plan de ampliación de instalaciones en su finca de Valbuena de Duero, la de la bodega principal. La mítica que da nombre al grupo creado por la familia Álvarez, que no deja de crecer. Aparte del conjunto de históricos edificios que integran el complejo, ahora proyecta levantar nuevas edificaciones que le dotarán de más de 60.000 metros cuadrados extra con uso de almacenaje, casi 2.000 de oficinas, casi 7.000 de aparcamientos…
Con las nuevas instalaciones, Vega Sicilia podrá disponer de su propio centro logístico, con sobrada capacidad para almacenar y distribuir desde Valbuena de Duero producciones de todas las bodegas del grupo. También incorporará actividad de restauración, aunque no abierta al público general, sino sólo para uso puntual y dirigido exclusivamente a socios del club que cuenta con crear.
La ampliación de instalaciones y actividades también requerirá un notable incremento de su plantilla estable (hay familias que llevan trabajando allí hasta cuatro generaciones), al pasar de algo más de un centenar de empleados en la finca al entorno de 200 entre personal de oficina y operarios, sin contar refuerzos puntuales como extras de vendimia. Claro que la dimensión del proyecto, que de momento sólo avanza sobre papel, ya da idea de que los plazos hasta su puesta en marcha pueden ser también largos. Lo primero que debe resolver Vega Sicilia es la cuestión administrativa y urbanística, dado que la finca va sobrada de espacio, con casi un millar de hectáreas (965, incluyendo unas 210 de viñedo), pero tiene sus limitaciones al ocupar terrenos clasificados como suelo rústico de protección agropecuaria, de ahí que actualmente trabaje en los trámites para obtener la preceptiva ampliación de la autorización de uso excepcional. Para ello cuenta con Pineda Group, una empresa barcelonesa de diseño y consultoría especializada en servicios de arquitectura, ingeniería y gestión de proyectos, que es la que ha preparado la documentación ya presentada en el Ayuntamiento de Valbuena (la finca también ocupa suelo del término municipal de Quintanilla de Onésimo, pero todas las actuaciones previstas ahora se concentran en la primera localidad).
En esa documentación, consultada por El Día de Valladolid, se recoge que todas las edificaciones propuestas «cumplen con los parámetros urbanísticos de Valbuena de Duero en cuanto a altura, ocupación y resto de las condiciones de intensidad de uso». Para ello se ha previsto una altura máxima inferior a 12 metros pero, eso sí, «a excepción del volumen correspondiente al edificio de almacenamiento» para botellas. En ese caso, «la logística propia de almacenamiento en altura con palets requiere, para una optimización de la actividad, una altura de 14,40 metros, ligeramente superior a lo indicado en la normativa», reconoce.
UNA AMPLIACIÓN «EXCEPCIONAL» JUSTIFICADA EN EL «INTERÉS PÚBLICO» DE LA ACTIVIDAD
La «justificación» para solicitar el uso excepcional de suelo rústico en la finca se considera cumplida por su vinculación a «una actividad industrial de elaboración y producción de vino de calidad, lo que, además de ser un referente en el sector vinícola, se considera de interés público por sus implicaciones en la economía local y el entorno rural», reseña el grupo en su petición. «La propuesta presentada tiene un impacto económico no sólo en términos de producción industrial, sino también en la creación de empleo en la comarca y la región», y «la ampliación de las instalaciones Vega Sicilia permitirá incrementar la capacidad productiva de una de las bodegas más prestigiosas a nivel nacional e internacional, contribuyendo así al fortalecimiento de la economía local».
«No se trata únicamente de una ampliación de instalaciones que contribuirá a aumentar la producción de vino de alta calidad, sino que esta ampliación refuerza el posicionamiento de la región como uno de los principales polos productivos en el ámbito vinícola nacional e internacional», tal y como se incide en la documentación. El Día de Valladolid también ha mantenido contactos en las últimas semanas con fuentes oficiales del grupo Tempos Vega Sicilia para preguntarles directamente sobre este proyecto, pero de momento han declinado entrar en detalles por considerar que todavía es demasiado pronto para ello.
Respecto a la reseña de la documentación que alude a «aumentar la producción de vino de alta calidad», tal incremento, obviamente, no pasa por exprimir su viñedo actual y arriesgarse a comprometer la calidad que ha erigido a Vega Sicilia en una de las bodegas más prestigiosas del mundo, con una trayectoria que ya se remonta más de 160 años (se fundó en 1864). Será en todo caso consecuencia de una expansión que se ha vuelto a acelerar en los últimos años, si es que alguna vez bajó el ritmo desde que la familia Álvarez compró la bodega en 1982 a un empresario venezolano (Miguel Neumann) y empezó a cimentar el grupo Tempos.
Vega Sicilia ya tenía un nombre y una reputación más que notable en 1982, hasta el punto de que mucho antes, en los años 20 del siglo pasado, ya contaba con el vino más caro de España. Pero hace 43 años vendía unas 200.000 botellas al año y exportaba a cinco países, mientras que actualmente, según cómo resulte cada cosecha (en 2024, por ejemplo, no produjo uno de sus vinos referentes en Macán por no ver la uva de suficiente calidad), su producción oscila entre un millón y un millón y medio de botellas y se extiende a más de 150 países.
Es el resultado de cuatro décadas de crecimiento, tanto en términos de estructura productiva como de distribución y posicionamiento de los distintos vinos, en los que la familia Álvarez calcula que ha invertido unos 300 millones de euros, pasando así de tener ‘sólo’ la bodega de Valbuena a crear o incorporar otras cinco: Alión (en Peñafiel y también de la DO Ribera del Duero, como Vega Sicilia), Pintia (en San Román de Hornija, de Toro), Oremus (en le región de Tokaj, Hungría), Macán (Rioja Alavesa)… La quinta es Deiva, nueva bodega con la que se ha expandido a Rías Baixas, la cuna del Albariño, cuya primera añada en el mercado será la de este año.
Precisamente con Deiva la producción del grupo podría llegar a los dos millones de botellas, incrementando así la necesidad de dotarse de unas instalaciones como las que conlleva el millonario plan de ampliación que proyecta en Valbuena.
DE LA MÍTICA VEGA SICILIA A UN GRUPO DE SEIS BODEGAS
Aprovechaban la noticia para hacer un resumen de la expansión que ha experimentado Vega Sicilia
, y así explicaban que la familia Álvarez, propietaria de Vega Sicilia desde 1982 (se la compró a un empresario venezolano), calcula que ha invertido unos 300 millones en este periodo en el que se ha expandido hasta crear un grupo (Tempos Vega Sicilia) de seis bodegas en cinco regiones vinícolas diferentes:
VEGA SICILIA. La bodega matriz inició su actividad profesionalizada en 1864, y ya en los años 20 del siglo pasado producía los vinos más cotizados de España. Su finca está entre Valbuena y Quintanilla de Onésimo.
ALIÓN. El segundo proyecto de la familia Álvarez en Ribera del Duero nació en 1991 a 15 kilómetros escasos de la casa madre, en Peñafiel.
TOKAJ-OREMUS. Fue en 1993, tres años después de la caída del comunismo, cuando la familia Álvarez fundó esta bodega en la región de Tokaj, Hungría.
PINTIA. Tercera bodega del grupo a orillas del Duero, creada en 2001 y adscrita a la DOToro, con viñedos en SanRomán de Hornija.
MACÁN. Proyecto creado en 2013 en la DORioja, al 50 por ciento entre las familias Álvarez y Rothschild.
DEIVA. Su proyecto más reciente, ubicado en Rías Baixas, cuna del Albariño. Sus primeros vinos serán los de la añada de 2025.